31-07-2022

Esta expresión nace en la ciudad de Jaén, en el casco antiguo, concretamente en la calle Hornos Negros del barrio del Pilar del Arrabalejo. En esta calle vivía un joven panadero que se llamaba Manuel, que se encargaba de un horno común, era conocido en todo Jaén por el gran tamaño de sus panes y pollas.

En aquella época las mujeres amasaban el pan en sus propias casas y después los llevaban a cocer a unos hornos comunitarios de pan llamados “hornos de pollas”, donde el hornero a cambio de cocer el pan recibía pollas o dinero. Para que no lo engañaran, Manuel decidió que las pollas las cortaba él con su propia mano, ya que algunas mujeres abusaban de su inocencia entregándole las pollas más pequeñas. Al puñado de la masa fermentada que se hace de forma artesana para hacer pan antes de meterla en el horno se le llama “pollas”, este hornero tenía la mano muy grande y presumía de que sus pollas eran las más grandes de la ciudad del Santo Reino y empezaron a llamarlo “el hornero de la polla gorda”, al que le sacaron una letrilla: De la mar, el mero. De la tierra, el cordero. De Jaén, Polla Gorda el Hornero. Un día que Manuel había vendido todo el pan que había hecho, llegó al horno una señora que le pidió un pan y este le contesto que no le quedaba por qué lo había vendido todo, entonces preguntó por una barra de pan, que tampoco tenía y ante las reiteradas negativas del panadero por tercera vez pregunto: ¿No tienes ni panes, ni barras, ni pollas?, así nació la famosa expresión ¡“de Jaén, ni pollas”! Se utiliza tanto para confirmar o negar algún dicho en el momento. Esta expresión se ha quedado definiéndonos a todos los jienenses que la usamos para dejar muy claro nuestro lugar de procedencia, por eso cuando nos preguntan: —¿De dónde eres?— contestamos: de Jaén, ¡Ni pollas!

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