28-08-2022

El origen de esta expresión parece reciente, pero se sitúa en la época medieval española, concretamente con una ley de los reyes castellanos. Esta ley consistía en aumentar la población de la corona y tenía una finalidad que era aumentar el número de soldados. Con esta ley se quiso tener en cuenta a los padres de familia numerosa casados por la iglesia.

La ley decía que si un padre de familia lograba tener siete hijos varones consecutivos y vivos (difícil de conseguir por qué aumentaba la mortalidad en el parto) dentro del legítimo matrimonio, se le otorgaba una hidalguía, y eso conllevaba a tener todos los privilegios de un "hidalgo" y con ello la excepción de pagar algunos impuestos, rentas y cargas, pero está distinción no otorgaba nobleza. En aquella época se decía quedar libre de "pechos y cargas" o "pechos y tributos". Las familias aristocráticas no llevaban bien de que cualquiera pudiera disfrutar de su estatus y obtener los mismos privilegios que ellos habían obtenido de cuna, por el simple hecho de traer al mundo esa cantidad de criaturas. A sí que, a esta hidalguía, los hidalgos de sangre, de forma despectiva la llamaron "hidalguía de bragueta" y así se diferenciaban los verdaderos nobles. En aquella época para mantener relaciones sexuales no se desnudaban por completo. La mujer se subía la falda y el hombre se abría la bragueta, gracias al "uso" de aflojar tantas veces la bragueta y por tanto haber" dado un braguetazo" les otorgaban tales privilegios. "Dar un braguetazo" es una expresión muy popular que significa casarse por interés con una mujer rica, pero eso ha cambiado da igual que sea hombre o mujer. Hoy en día cuando una persona se casa por interés y saca algún provecho económico o social se dice que “ha dado un braguetazo".

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