11-09-2022

Esta singular expresión tiene múltiples hipótesis para explicar su origen. Cuando decimos “poner los cuernos” nos referimos a la persona que sufre una infidelidad por parte de su pareja.

El cornudo o la cornuda se le llama a la persona que ha sido engañada por su pareja mientras tiene una relación. Una de las hipótesis hace referencia a la época de los vikingos el jefe del poblado ejercía el derecho de mantener relaciones sexuales con cualquier mujer ya fuera casada o soltera y para que supieran que estaba ejerciendo su derecho ponía en la puerta el casco vikingo para que así no lo molestaran. Otra versión de su origen se encuentra en la mitología griega, los cuernos era símbolo de traición matrimonial y de infidelidad. La esposa del rey Minos, Pasifae, tuvo relaciones sexuales con el toro adorado de Greta de esa infidelidad nació el Minotauro. En la Edad Media los señores feudales ejercían el “derecho de pernada” que les permitía yacer con cualquier mujer del feudo la noche de bodas, colocaban en la puerta de la habitación una cornamenta de ciervo como señal de que se estaba consumando el acto. En aquella época se colgaban cuernos en las puertas de las casas de las personas que estaban siendo infieles o habían sido, si eran pillados haciendo tal hazaña, colocando los cuernos, eran multados o llevados a la cárcel. El cristianismo asociaba al demonio en contra de la castidad y de la fidelidad en el matrimonio. Lo representaban con pata de cabra y una cornamenta. Todas las explicaciones de” poner los cuernos” tienen en común los cuernos. Por eso el origen de esta expresión se la atribuye al animal que lleva cuernos y que no se los ve porque está encima de la cabeza, por eso siempre se dice el cornudo o cornuda son los últimos en enterarse de la infidelidad.

 

 

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