28-08-2022
Uno de los grandes logros de las sociedades occidentales europeas más desarrolladas son los sistemas públicos de educación, sanidad, sistemas de pensiones… Desde hace varias décadas estos sistemas se están deteriorando como consecuencia de un modelo inspirado en el neoliberalismo que está llevando, si no se le pone freno, a los sistemas públicos hacia la privatización para beneficio de empresas y capital privado. Es lo que está sucediendo con la sanidad.
Aunque en Andalucía, con gobiernos del PSOE, se había producido ya recortes en la sanidad pública y un crecimiento de los recursos en la sanidad privada, sin embargo, se mantenía entre las comunidades con menos implantación de la sanidad privada. En 2014 la comunidad andaluza se encontraba en la cola, en 2020 estaba en el puesto 8 y actualmente aparece en el puesto 6. El gasto per cápita en seguros privados ha crecido de 140 euros a 155. No obstante, siguen siendo Madrid y Cataluña las dos comunidades donde sus servicios sanitarios están más privatizados. Los madrileños invirtieron 325 euros de media en pólizas privadas en los años 2020 y 2021. Es Aragón la comunidad que más ha avanzado en gastos en seguros privados.
Se ha aprovechado la pandemia para avanzar en la privatización en vez de reforzar la sanidad pública que es la que ha salvado la situación y ha demostrado que es la garantía de que todos los ciudadanos, sin excepción, estemos protegidos y cubiertos en un servicio básico como es el sanitario. En este sentido, Andalucía inyectó el pasado año 200 millones de euros de su presupuesto en la sanidad privada, el doble que 2019, mientras la atención primaria ha sufrido un deterioro alarmante. Según el portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, de la que he tomado los datos de este artículo, todas las comunidades han avanzado, en mayor o menos medida, en la privatización de sus servicios sanitarios.
Qué se podría hacer es una pregunta pertinente que cualquier ciudadano consciente del problema podría plantearse. Y la respuesta, que también sería pertinente, es que mucho. con que solo seamos capaces de salir del falso debate, y a la vez maniqueo, de quien tiene razón, si los míos o los otros. La mayoría de los ciudadanos y ciudadanas deberíamos hacer un ejercicio de racionalidad y ver qué posición está más cerca de nuestra situación real socioeconómica. Dos son las opciones que hoy tenemos, independientemente de dónde nos situemos en la escala ideológica: o estamos por un sistema público, o estamos por un sistema privatizado en el que lo público sea subsidiario.
Hoy, a pesar del deterioro que ha sufrido, la sanidad pública todavía es universal, no me atrevo a decir, y de calidad, pero si seguimos en esta carrera acelerada privatizadora no podremos decir lo mismo a medio y largo plazo. La respuesta la tenemos nosotros y dependiendo de lo que hagamos así será el resultado.
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