En Papúa Nueva Guinea los pueblos nativos salían a pescar en unas pequeñas barcas con las que, valiéndose de técnicas aprendidas y heredadas, les permitían sortear dificultades que...

2023-04-23


En Papúa Nueva Guinea los pueblos nativos salían a pescar en unas pequeñas barcas con las que, valiéndose de técnicas aprendidas y heredadas, les permitían sortear dificultades que las turbulencias marinas les causaban; solo cuando esas técnicas no eran suficientes para resolver sus problemas acudían a sus “dioses” para que se los resolviera.

En el siglo XXI, en determinados puntos de nuestra geografía nacional, entre los que se encuentra Jaén, se van a producir una serie de rogativas para pedir a “dios” las ansiadas lluvias tan necesarias para nuestra vida y economía; al parecer no tenemos ya a mano otras soluciones. Todavía no tenemos la capacidad de provocar lluvia cuando la necesitamos, pero sí deberíamos preguntarnos si hemos hecho todo lo necesario para buscar solución a nuestro problema, para tener que acudir a soluciones milagrosas como hacían los habitantes indígenas de Papúa Nueva Guinea.

Son ya muchos años, siglos, en los que estamos consumiendo y agotando los recursos naturales, al mismo tiempo que desde plataformas diversas se viene denunciando el desastre medioambiental que está suponiendo ese consumo voraz e inasumible para el planeta. La deforestación que continúa a un ritmo alarmante, las emisiones de gases invernadero con las consecuencias de todos conocidas, el aumento exponencial de las basuras, la pérdida de la biodiversidad con la inquietante disminución masiva de especies, etc. están ocasionando un cambio climático que provoca fenómenos naturales extremos con consecuencias catastróficas entre las que se encuentra el avance de las zonas desérticas y, consecuentemente, la disminución de las lluvias.

Una sociedad madura debe hacer frente a los problemas que tiene desde la racionalidad, desde la ciencia y desde la política, analizando y diagnosticando las causas de sus problemas para, a continuación, ponerle soluciones racionales. Los motivos del evidente cambio climático están en la esquilmación de los recursos naturales por un sistema económico que prioriza los intereses de sus gestores a los de la humanidad en su conjunto.

“Cuidar al mundo que nos rodea y todo lo que contiene es cuidarnos a nosotros mismos. Este cuidado no interesa a los poderes económicos que necesitan un rédito rápido. Frecuentemente, las voces que se levantan para la defensa del medio ambiente son acalladas o ridiculizadas, disfrazando de racionalidad lo que son solo intereses particulares.” (Papa Francisco)

Todo el respeto para quienes desde su fe consideran que implorando a Dios pueden contribuir a que lleguen las ansiadas lluvias, pero con toda contundencia hay que decir a continuación que si no señalamos cuáles son las causas del desastre medioambiental en el que estamos, y, sobre todo, si no señalamos y combatimos al sistema responsable de ello, el sistema capitalista, hacemos como el avestruz cuando tiene un problema, esconder la cabeza.


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