... Eso sí, con seguridad ese “papá cuerdo” aludido exclamará: “¡qué lástima!, ¡cómo se puede permitir eso!”.

2024-01-28

 

Los chalaos se manifiestan

 

Declaraciones.

—Por fin han pasado las vacaciones, mi niña ya estaba echando de menos a sus compañeros y compañeras del colegio—. Esto me decía una madre hace unos días argumentando que cuando estamos en la rutina diaria todo funciona mejor. Le contesté que en nuestro pueblo hasta San Antón Pascuas son. La amena conversación se prolongó mientras los niños jugaban ajenos a nuestras “reflexiones” y deliberaciones improvisadas sobre diferentes aconteceres.

Entre los temas de nuestra conversación, uno ocupó gran parte del tiempo: el genocidio de Palestina. —Mientras en nuestro pueblo adorábamos a Jesús recién nacido, en “su tierra” están muriendo miles de niños y niñas sin que estemos haciendo nada para evitar esta incalificable masacre—. En Jaén y en otras ciudades hay concentraciones, protestas de diferente índole, debates que son abiertos y cualquiera puede acudir. — Sí, pero eso para qué sirve si quienes tienen el poder para detener el conflicto no hacen nada y, aún peor, este tipo de acciones no les hace ni cosquillas. —Pero al menos hacemos lo que podemos, aunque sea para lavar nuestra conciencia. —Además, eso es política y yo no me meto en esos fregados de políticos.

La conversación dio un giro radical, perdón de 180 grados porque radical suena a política. Seguimos la conversación ya sobre lo bien que iban los niños en la liga. — Tan pequeños que son hay que ver cómo juegan—. En esto que “nuestro equipo” mete un gol y la euforia se desató y todos tan felices. —Llena que esto hay que celebrarlo.

—Por cierto, ya he acabado la aceituna, ya sabes que este año la campaña ha sido corta y como ha llovido poco la hemos cogido sin apenas interrupciones. A todo hay que buscarle su lado positivo y en este caso es que ya no pasamos más mañanas de frío. —Sí, pero la cartilla lo va a notar y el año es muy largo…

—Gol, gol, gol… Otro más, esto ya está resuelto, ya podemos estar más relajados porque hay que ver la tensión a la que nos someten estos niños—. Me aparece en el móvil una convocatoria de una marcha en Jaén para pedir el cese del genocidio de Palestina y su reconocimiento como Estado soberano. —Mira, yo voy a asistir, acompáñame, merece la pena; si en todos los países nos levantáramos masivamente nuestros gobiernos se plantearían su posicionamiento tan tibio e hipócrita.— Ya te he dicho que esas cosas no son para mí porque no sirven para nada.

—Papá, qué hacen esos ahí—. Se refería el niño a un grupo que ya esperaba el sábado alrededor de una pancarta con la bandera de Palestina, el inicio de la manifestación de protesta. —Esos están chalaos—. Es la respuesta que el progenitor le dio al pequeño. Mientras el “papá cuerdo” seguía su camino de la mano con su hijo, muchos “chalaos” gritábamos: “viva Palestina Libre”, “dónde están que no se ven las sanciones a Israel”.

Ya en casa los telediarios invadían nuestros hogares con imágenes de niños y niñas alineadas envueltos en sábanas blancas entre rostros de madres y padres desencajados y desgarrados sin poder derramar por agotamiento, lágrima alguna.

Eso sí, con seguridad ese “papá cuerdo” aludido exclamará: “¡qué lástima!, ¡cómo se puede permitir eso!”.

Son ya más de 25.000 los palestinos y palestinas asesinadas por Netanyahu y los gobiernos cómplices,

—Por favor, llena la última.


 

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