03-07-2022

Ética y política tienen el mimo fin: EL BIEN COMÚM. La Grecia de la antigüedad ya nos decía que estos dos conceptos son inseparables. La política es la actividad humana que tiende a organizar las sociedades para el bien común de todos sus integrantes. Ya en el siglo VI antes de Cristo la Democracia ateniense concebía el gobierno como la voluntad del pueblo con el único fin de conseguir la justicia.

Así, en “La Política” de Aristóteles y en “La República” de Platón, el significado de política es claro: LA POLÍTICA ES LA JUSTICIA. En el pensamiento griego la Ética es la esencia de la Política y ésta es el arte del bien común, decía Aristóteles también.

Bien distinto es el concepto de política que se refleja en “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo (Siglo XVI), donde describe las prácticas políticas que él había experimentado y en las que se produce una total disociación entre la política y la ética que se resume en la bien conocida frase de “El fin justifica los medios”.

Si hiciéramos en la calle un rápido sondeo de opinión sobre qué opina la gente de la política seguramente el porcentaje sería abrumador a favor de la segunda posición, es decir la de Maquiavelo. Y probablemente estaría justificado teniendo en cuenta el nivel del debate político en cualquiera de sus ámbitos. Los debates semanales de control de la gestión del gobierno no son tales pues lo que importa no es lo que realmente hace el gobierno y consecuentemente como oposición ofrecer una alternativa, sino que el objetivo del debate es cómo degastar al gobierno para que el cambio del mismo se haga lo más pronto posible. Así también en medios de comunicación…

Valga esta breve reflexión, no obstante, para reivindicar la POLÍTICA como necesaria e imprescindible y como una actividad noble cargada de dignidad para trabajar por el bien común.

Cuando la política es arrebatada a los ciudadanos por poderes con intereses ajenos a la gente de la calle, cuando el mercado invade las competencias de las instituciones representativas de los ciudadanos, cuando el debate político se hace y se dirige desde grandes grupos de comunicación, los ciudadanos se alejan de la política. Estamos inmersos en una gravísima crisis política, económica y ética; política por la escasa participación de los ciudadanos en ella, económica por las desigualdades tan escandalosas entre una minoría de la población nadando en la escandalosa abundancia y amplias capas de población mayoritarias naufragando en la más pura miseria, y ética por la disociación entre el objetivo de la política que debería ser el bien común y la corrupción que se da en determinados partidos, instituciones y centros de poder económicos.

Es urgente revertir esta situación. Sí a la Política, sí a la participación de los ciudadanos y ciudadana en ella, sí a la capacidad de los pueblos para organizar la sociedad y hacer POLÍTICA.

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