La memoria es una cosa insólita. En ella renacemos y encontramos nuestra raíz, nuestro camino, la respuesta del cómo hemos llegado hasta aquí. Dicen que, a través de ella, sembramos…

2023-05-07


La memoria es una cosa insólita. En ella renacemos y encontramos nuestra raíz, nuestro camino, la respuesta del cómo hemos llegado hasta aquí. Dicen que, a través de ella, sembramos nuestro presente. Oscar Wilde se refiere a ella como ese diario que todos llevamos dentro. Hay momentos en que olvidamos quienes fuimos, qué hablamos, qué hicimos. Hay recuerdos que te hacen flotar. La memoria es una voz que solo nosotros conocemos y que a veces nos gusta decir en voz alta al lado de aquellos que empatizan con recuerdos similares a los nuestros. ¿Es la memoria una emoción, un pensamiento o un órgano vital? Es definida como la facultad psíquica de la cual se retiene el pasado. Es también una metáfora que nuestra alma susurra cuando miramos hacia atrás y vemos ese nebuloso momento que nos hizo felices, tristes o imparables. Secuencias de vida que quedan cosidas en la piel, en el rostro, en el corazón. Cada edad contiene un abrazo de esa memoria. A medida que me he ido haciendo mayor, anhelo con más frecuencia los pequeños detalles de un reencuentro, un sabor, una conversación y todos esos lugares que transité en su día y que no he vuelto a transitar desde entonces. Y luego están esos lugares, esas plazas, los pisos, las calles, el olor, la gente, el mercado, y ese mismo cielo. La nostalgia de la lluvia sin descanso o los días de verano cuyo olor me recordaba a la hierba recién regada. Se extraña más aún a las personas que entraron en mi vida y se fueron de ella. También esas canciones de época y las series de infancia.

Las ciudades que visité y los restaurantes de carretera. Escuchar a Manolo García en el casete y otras canciones de antaño. Extraño incluso los asientos del viejo coche de mi padre y los paseos en él cuando no teníamos nada que hacer en casa. Cada recuerdo me hace ser más fuerte, más viva. Por eso creo que sin esos recuerdos yo no sería quien fui y a quien quise con todo mi corazón. Sin ella perdemos nuestra identidad, es prácticamente nuestro ADN. Un caso increíble es de Clive Wearing. Un famoso director de orquesta que sufrió una infección vírica que le afectó a la memoria y con ella toda su vida. A la única que logró recordar fue a su esposa. Hay un documental sobre ello. Le llaman el hombre con siete segundos de memoria. Es el tiempo que logra alcanzar al recordar algo. No puede leer porque no recuerda el anterior párrafo, y tampoco ver una película. Sufre de alucinaciones auditivas. Solo queda de Clive una fracción de quién fue. Convivir con ello es todo un reto, un brusco cambio de identidad. Se escuchan muchos casos extraordinarios y entre los más tristes el Alzhéimer. Al haber trabajado en una residencia he sido testigo de cómo esta enfermedad transforma totalmente a la persona. Yo solía mirar sus retratos de infancia en sus mesitas de noche y sentía una pena tan profunda que me dejaba días aturdida. Les hacen retroceder a la temprana edad de su niñez. Algunos se convierten en ternura y desamparo, otros sin pretenderlo ejercen agresividad. La memoria es algo insólito, un verdadero tesoro que hemos de cuidar y disfrutar cada instante de nuestra vida.


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