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Hace unos días, se respira tensión en el barrio de Sant Gervasi. Al lado de la plaza Bonanova, tuvo lugar un intento de desahucio de okupas en dos edificios conjuntos. Los okupas llevan... |
2023-05-21
Hace unos días, se respira tensión en el barrio de Sant Gervasi. Al lado de la plaza Bonanova, tuvo lugar un intento de desahucio de okupas en dos edificios conjuntos. Los okupas llevan años viviendo en un edificio cuya fachada muestra grafitis, frases ordinarias y fortificaciones. Los vecinos no están del todo conforme ante esta situación por los problemas que acarrean. A días de las elecciones, han mostrado discrepancias ante el sistema. Se han enfrentado dos bandos: los que están a favor de la ocupación y los que están en contra. Hacía tiempo que el barrio no vivía un episodio de este calibre. El Kubo era un antiguo edificio de oficinas y el edificio de al lado un centro social de actividades. Cuando vine a vivir cerca del barrio, yo solía pasear calle abajo y me quedaba mirando embobada el edificio cristalizado y las luces tenues de sus ocupantes sin permiso. Para ellos, habitarlos significa lucha y resistencia anarquista. Imaginé los vecinos y su miedo por convivir cerca de ellos. Con el paso del tiempo, se habilitó la orden del desalojo. Y fue este jueves veintitrés cuando se iba a proceder. Los mossos d’escuadra rondaron la zona, ejerciendo la máxima seguridad. No obstante, el desalojo tuvo que ser cancelado por motivos de escasa inmunidad. Desde entonces, aún se sigue esperando la orden de desahucio. Esto conlleva al estrés, miedo e inseguridad. Se suceden aún algunos enfrentamientos entre los vecinos y los okupas después de lo ocurrido. Un contraataque. Los dispositivos policiales aún siguen en la zona para frenar una posible violencia. No es extraño que esto suceda en ciudades grandes. Se aprende a vivir con ello y respetar diferentes puntos de vista.
Este movimiento social empezó por los años setenta en nuestro país. Con ello se pretende ejercer el derecho a la vivienda sin tener prestación alguna o suficiente sustento para mantenerla. Es una protesta que muchos okupas propulsan. Sin embargo, la convivencia vecinal ha de ser ecuánime y es sabido que muchos de los okupas no mantienen una convivencia formal al respecto. Creo que es por eso la ambivalencia de opiniones conforme a este movimiento. En el barrio de la Bonanova, ocho años están siendo ocupados estos edificios por jóvenes okupas. Un mensaje ondeando en una bandera blanca donde se puede ver trazada una frase rotulada en negro: vuestro lujo es nuestra miseria. Los vecinos aseguran que la violencia ha crecido en los últimos años, y que ahora viven con miedo y desconfianza en un barrio adinerado. Surgen amenazas de muerte, destrozos de furgonetas e incluso lanzarse piedras. Lucha de clases, opiniones y política se sirven en bandeja fría. Si estás a favor de la okupación puedes meterte en un confrontamiento negativo ausentando el respeto que ejerce tener una libre opinión. Si estás en contra, es como que entras en esa normalidad de pensamiento racional y conjunta. Creo indudablemente que se ha de respetar la convivencia. No estoy ni a favor ni en contra. Me mantengo al margen. Pero creo sinceramente que es una cuestión política y que se debe indagar más a fondo la situación que conlleva la ocupación.
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