19-06-22
En la comarca de Girona hay varios pueblecitos encantadores que contienen historia medieval. Dejamos que la suerte decidiera. Pusimos el dedo en el mapa. Elegimos un puñado de destinos durante una semana. Nuestro viaje nos llevó a Besalú, Rupit, Castellfollit de la Roca, Camprodón y Olot. Todos ellos tenían unas hermosas vistas paisajísticas, ideales para los amantes del senderismo. La Garrotxa es rodeada por cuarenta y dos conos volcánicos. En ella es muy común la pluviosidad con sus comarcas vecinas. Abunda la
fauna, la altitud y la densa vegetación. Era la primera vez que íbamos a conocer partes de ella y fue sin duda, los lugares más hermosos e inspiradores que he visto hasta ahora, y aun sé que queda mucho camino. Castellfollit de la Roca es una bella postal a pies de una grandiosa colina. Impone su largo kilómetro de largura, y la hilera de casas al borde de un risco de cincuenta metros de altura. Besalú me enamoró, al igual que Rupit. Ambos tienen esa leyenda medieval que te empapa, te abraza. Son lugares con encanto que me hacían recordar inconscientemente a los campos azafranados de Tara en lo que el viento se llevó. Las casitas y los hoteles tenían ese peculiar estilo rustico. En Besalú recorrí varias veces el puente y daba paseos por la plaza disfrutando también del paisaje de los maizales y el rio. En Rupit disfruté de los largos caminos del bosque sin perderme un solo instante, embriagada por la magia de la naturaleza, su olor a tierra húmeda, olor a cedro y a viejo árbol. Era renacer de nuevo. Vivir a pasos lentos. Olot es el pueblo más grande de la Garrotxa y bastante conocido. Cuenta con mucha historia y leyenda y su gastronomía no deja indiferente. Es un lugar muy interesante para visitar. Banyoles es un pueblo también para disfrutar del inmenso lago que lo rodea y donde hacen diversas actividades. Tiene también un buen camino de bosque donde puedes caminar kilómetros y disfrutar de la naturaleza. Y por último Camprodón, un coqueto pueblo medieval muy bonito, compuesto por muchas fuentes y un puente arqueado que hace disfrutar de un buen paseo y el relajante sonido del caudaloso rio que hay a sus pies. Las casitas rústicas inspiran a los paisajes de Tolkien. Tiene algo especial que no te hace olvidarlo y querer volver nuevamente. Allí también se elaboran las famosas y ricas galletas Birba. Hay muchos sitios aun que descubrir y que poco a poco iremos conociendo, pues la Garrotxa es un destino necesario para alimentar el espíritu y hambre de paz. Viajar se convierte en un placer inigualable. Creo que los mapas son innecesarios en su mayor parte. Perderse forma parte del camino y descubrir lo es más aún. Me quedo con la frase de la película “alma salvaje” una de las películas que me motivan. La cual dice: “no sabía dónde iba hasta que llegué allí “Nos pasa esto con frecuencia. No sabemos hacia dónde vamos o donde ir, pero en realidad solo tienes que observar, intuir y dejarte llevar. Solo has de poner el alma y los pies. Descubrir un paisaje nuevo es descubrirte también a ti mismo.
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