14-08-2022

Un evento popular y cultural de Barcelona son las famosas fiestas en el distrito de Gracia, el quince de agosto. Suele durar una semana. Siempre que voy, disfruto del decoro artesanal que los vecinos dedican para las calles, inspirándose en temáticas actuales o que han dejado su huella en el mundo.

Durante esos días de intensa festividad, podemos disfrutar de conciertos, buen ambiente, talleres y actividades para los más pequeños. Lo más destacable: las engalanadas calles que visten alegres y pintorescas. Todas ellas se someten a un concurso que premia a la mejor decoración. Es como adentrarse en otro mundo. En las fiestas de Gracia lo importante es ir cómodo, vestir una amplia sonrisa, tener ganas de pasarlo bien y abrir mucho los ojos y el corazón para apreciar el más mínimo detalle que la decoración proyecta. La música nunca descansa. Reirás como nunca en la fiesta de la espuma, saborearás manjares gastronómicos en cada rincón. Se te pondrá el vello de punta al ver la Diada castellera - que consiste en una agrupación de gente que se denomina: castellers -, esto simboliza una torre humana que se sostiene con fuerza hasta llegar a una cumbre propuesta. Se aplaude el logro. Hay mucha emoción en ese intervalo de tiempo, una pérdida de aliento. Respiras tranquilo cuando la torre logra su perfecto equilibrio. Y no puede faltar el Correfocs de diables, que se basa en las manifestaciones teatrales medievales, la lucha entre Ángeles y demonios. El fuego danzando en las calles, piruletas achispadas, el sonido rapaz de la mecha. Los que asumen esta actividad se disfrazan de diablos y juegan con el arte del movimiento.

Personalmente a mi me causa sopor. Le tengo pánico a los petardos y a las bengalas, no puedo evitar mirar por todas partes cuando uno de ellos pasa fugaz por nuestras cabezas. Pero no puedo ignorar que no deja de ser algo divertido y excitante cuando ves bailar y saltar a la gente disfrazada, entre fuegos artificiales. Las calles se atestan. Hay una surtida gama de actividades que te harán saltar del asiento de alegría al ver como el catorce de agosto se aproxima. Empieza a respirarse por las calles una felicidad inacabable. Es una alegoría catalana. También se hace un espectáculo uno de esos días, sobre la historia y cultura catalana. Se hacen historias narrativas, cuentos y actuaciones. Desfiles de gigantes y cabezudos que provocan admiración y orgullo por la tierra condal. Es verdaderamente algo extraordinario que se disfruta ver. En total, veintitrés calles y cuatro plazas relucen con maestría obras de arte artesanales. En cada una de ellas no falta el entusiasmo, la musicalidad, el buen humor, las ganas de compartir y disfrutar de una buena paella o tapa con su cerveza. No olvidéis apuntar esa mágica fecha en vuestros calendarios: del quince al veintiún de agosto se permite ser feliz cien por cien, envueltos por tradiciones y fiesta de barrio.

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