2022-12-18
El último suspiro del tren que la estación más longeva de España, la estación de Sant Andreu Comtal despedía, se dio en la noche del 3 de diciembre de este año. Hay quienes no podían contener la emoción que conlleva una despedida. Algunas lágrimas, muchos recuerdos y la felicidad de haber recorrido toda una vida aquellas vías. Esto me recuerda a cuando mi padre tuvo también que despedirse del sueño de su vida: los trenes.
Era maquinista de ferrocarriles a larga distancia. Siempre que rememora esa feliz época de su vida, se le humedecen los ojos. El destino le apartó de su sueño para siempre. Ese adiós le ha dejado una herida que no ha cerrado con los años. Sé que el día que cerraron la estación más antigua de la ciudad Condal él hubiese estado ahí, despidiendo una época que, aunque no pertenecía a la suya, la sentiría como tal. Adiós a ciento sesenta y ocho años de servicio. Adiós al billete de ida y vuelta. La fachada de la estación de Sant Andreu aún conserva su colorida estampa, sus suaves arcos de color blanco y el color rojo granate predominando la fachada exterior. Dentro de él, sin embargo, el vacío. Los interfonos apagados. Las vidrieras emitiendo su luz. Los pasillos y las salas de servicio ausentes de ruido e historias secretas. Leo en una noticia que la tirita que cicatriza a paso lento el recuerdo de la estación se abre paso a la nueva apertura que le hará nacer de nuevo. Con ello se pretende unir los barrios ubicados a ambos lados de las vías, para aportar más espacio urbano y transformando la movilidad de los trenes y sus habitantes. Estará ubicada en el parque unido a la Sagrera con Trinitat y promete ser la estación más grande de Barcelona. Las obras comenzaron en 2020 y ha sido el día 12 de diciembre de 2022 cuando se ha inaugurado. El interior consta de gran espacio y bastante iluminación, cuatro vías, ascensores y escaleras mecánicas. La ciudad ha invertido en la mejora de los trayectos ferroviarios. Los vecinos han tenido una paciencia digna de alabar por los años en constante lucha tras el parón de la inversión en la época de la gobernatura anterior. Nuevos cambios se avecinan en la ciudad, transformándola para un bien mayor, aunque con algunas discrepancias. Es difícil el acuerdo global de las variaciones en un lugar fijo donde hemos clavado nuestra bandera en la tierra. Cuando camino por la antigua estación de Sant Andreu me invade una pequeña nostalgia que curiosamente no he podido disfrutar en sus primeros tiempos. Pero percibo el silencio que ahora yace dentro de sus paredes, y el ausentismo de viajes de rutina. Fuera de él, el incesante trajín de la avenida y sus calles. Me divido entre un pasado y un presente, rozando con los dedos un futuro cercano. El último adiós de la estación de Sant Andreu encabezó noticiarios, sacudiendo emociones ligadas a la nostalgia de un ayer. Expongo una frase de Luke Bryan: A veces eres el tren, a veces eres la vía. Creo que todos nosotros somos ese tren que llega y se va.
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