2022-12-03
Se tiene previsto que, en 2030, Barcelona se convierta en una ciudad sostenible. Aceras más anchas, más vegetación y refugios climáticos. Se prevé que el ruido y contaminación cese, pero sigue siendo difícil de controlar. Este proyecto, nacido por el gobierno de Catalunya ha sopesado la idea de recrear la ciudad para reinventar también la vida que llevamos. Se ha de adaptar medidas preventivas.
Mantener un equilibrio entre el consumo, energía, desechos y ciclos de agua, así como la prevención de la gentrificación. Invertir en una calidad de vida que la ciudad necesita para subsistir. Las superillas- en español supermanzanas ̶ tienen como objetivo la amplitud libre y el bienestar en la salud. Consolidar la convivencia y mantener un respeto por los espacios públicos. Mejorar los barrios, proteger las escuelas y espacios, e impulsar la movilidad sostenible, así como disponer de un centro de investigación biomédica. En la actualidad se comienza a tejer espacios verdes en el distrito del Eixample, distrito de Sant Martí, y algunos barrios. La avenida Meridiana y su pronta transformación sirve de inspiración para las futuras avenidas, ya que se quieren desquitar de la reputación de autopista urbana, y hacerlo más llevadero para los carriles de bicicletas y la zona peatonal. También hacer más próximos los comercios de cada barrio. Cuando observo las fotografías que el ayuntamiento muestra como visión del futuro, veo ciertamente una Barcelona más amplia, limpia y cómoda. Obviamente no todos comparten la misma opinión. Muchos opinan que esto no hará que mejore la convivencia con el transporte público, tampoco la percepción de seguridad cuando se transita, pues tráfico siempre va a haber. Esa tensión dividida en porcentajes positivos y negativos se mantiene en boca del vecino. Hay quienes afirman que desde que se han realizado algunas superillas, se puede percibir una mejora ambiental y una disminución de vehículos. Otros opinan que hay falta de señalización y que ha habido un incremento de tráfico en alrededores. Hay una visión del futuro que la ciudad espera tener. Con este proyecto, el gobierno pretende diálogo y participación ciudadana, para así provocar un cambio positivo en la ciudad que habitamos. La contaminación comienza a ser densa e insoportable. Creo que todos queremos una mejor calidad de vida. El problema radica en cómo proceder y de qué manera. ¿Amplificar calles y estrechar las rutas de tráfico? ¿Cómo manejará el conductor otra clase de ruta que costará digerir? No soy conductora. Solo cojo el metro y el autobús cuando es preciso. Me muevo de esa manera por la ciudad. Y cuando solo camino, me gusta respirar aire puro y observar un paisaje verde. Tristemente eso apenas puede disfrutarse en el corazón de esta ciudad que rebosa de actividad. Hay mucho paisaje, pero no lo bastante cerca como para sentirlo de verdad. Tampoco respirar aire limpio. Por eso creo que las superillas no están mal enfocadas, al fin y al cabo, es un recurso emergente.
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