28-08-2022

Realmente esta pregunta podría ir dirigida hacia cualquier gobierno de los que hemos padecido. Pero a juicio de este aprendiz de plumilla, nunca nadie como los tres últimos que hemos soportado con estoicismo. Y ya concretamente el actual, debería quedar enmarcado como modelo de amiguismo sectario, por no hablar de su principal cualidad. Que no es otra que la de la ineptitud en justa competencia con la demagogia más populista y dañina.

Para muestra un botón, estamos todavía en el mes de agosto, en el que parece que nunca pasa nada por las vacaciones de verano, pero todo apunta a que lo vamos a pasar todavía peor a partir de octubre, aunque algunos quieran creerlo. Estamos en año de terrible sequía, a lo que se está sumando los efectos de la política de tierra quemada que está llevando a cabo este ejecutivo. Nunca mejor dicho, sobre todo si vemos en las noticias a la gente muriendo y llorando al comprobar que no se hace nada para intentar prevenir toda esta escalada de grandes incendios. Lo que si hacen es aumentar tanto las conductas “prohibidas”, como la cuantía de las multas a toda aquella persona u organización que se atreva a incumplir las imposiciones que pergeñan, con forma de real decreto ley. Cosa que parece que les pone.

Como decía, acaba de apearse del Falcon, en el que solo le falta ya, entrar directamente con el Superpuma. Se acerca a uno de los focos todavía activos de uno de los muchos incendios que padecemos, y en contra de los que allí se juegan la vida para intentar apagarlos, hace que paren en sus trabajos, para salir en uno de los publirreportajes que los medios “bizcochables” le hacen a medida. Y lo hace solo para volver a repetir el mantra de que el responsable es el cambio climático. Faltaría más, porque eso se traduce automáticamente en chiringuitos regados con grandes presupuestos de dinero público.

Para ello, no solo no hace nada para intentar disminuir esa horca de la inflación que la ciudadanía de a pie soportamos y que ya nos ha quitado del bolsillo hasta las telarañas. Lo que hacen otros países, como Alemania, por ejemplo, de deflactar algunos impuestos como el IRPF, para disminuir esa presión, aquí no sirve. La consecuencia es que se está forrando el estado con esa entrada de dinero. Mientras tanto las empresas, como la ciudadanía, intentan luchar contra ella, disminuyendo la cesta de la compra. Aunque ello pueda tener gravísimos efectos sobre la salud a medio plazo, y vemos que ha disminuido el consumo de carne, pescado, fruta y verdura. Paralelamente, también ha disminuido el consumo de energía, pero no por las medidas que imponen estos aprendices de dictador, sino simplemente porque no podemos pagarlo.

¿Y qué hacen ellos para intentar paliar esos efectos? Pues subir más y más la presión fiscal. Y para muestra un botón: han aplicado al menos 42 subidas tributarias, algunas por la puesta de atrás, como la del aire acondicionado, ascendiendo hasta más de los 220.000 millones de euros. Que además se gastan en chorradas panfletarias. Y que presagian que los años venideros, no lo vamos a pasar nada bien. Entre otras cosas porque todas las previsiones que han hecho los tecnócratas de este gobierno han fallado por irreales. Provocando que seamos el país que presenta peores datos poscovid en todos los frentes.

En fin, como decía mi queridísima madre. Para ver cosas, estar vivos.

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