Sois unos miserables. Sí, a vosotros me dirijo, bucaneros travestidos de políticos. Cuyo único interés es y por este orden, llenarse los bolsillos y cuentas. Y como no, doblegarse continuamente al...

2023-04-23


Sois unos miserables. Sí, a vosotros me dirijo, bucaneros travestidos de políticos. Cuyo único interés es y por este orden, llenarse los bolsillos y cuentas. Y como no, doblegarse continuamente al líder de turno, que controla las listas electorales. Por lo que aquella afirmación de Alfonso Guerra, que aludía que quien se mueve, no sale en la foto, era y es verdad.

España no va bien, nada bien. Las autonomías han demostrado ser un desastre que nos lleva a la ruina, cuando no al enfrentamiento civil. Y si no, que se lo expliquen a los cientos, miles o incluso me atrevería a decir, millones de personas, que sienten como sus derechos consagrados en ese papel mojado en que han convertido la Constitución española de 1978, son conculcados. Cuando no es una enfermera en Cataluña, es un médico en Mallorca. O lo que es todavía peor, un niño al cual incluso atacan, por el simple hecho de no hablar, ni entender catalán. Así como cualquier otra lengua cooficial en cada uno de los territorios que asfixian a las personas que hablan español. Con lo que se consigue que haya ciudadanos de primera, de segunda, etc. Algo así, como los cines antiguos, aquellos que disponían de lo que conocíamos como gallinero, con sus sillas de madera. Y el patio de butacas, que disponían de mullidos cojines bellamente tapizados de terciopelo rojo. Con lo que si bien es verdad que todos veían la película, no todos lo hacían de la misma manera en cuanto a comodidad. Por lo que ese enfrentamiento continuo se dilucidaba con la lluvia de escupitajos desde arriba a los de abajo. Encima también es una ruina que no podemos, aunque nos empeñemos en negarlo, pagar.

A nivel económico, no va la cosa mejor. Mientras el que ocupa el sillón de turno, en este caso “Pinocho fraudez”, solo se ocupa de mirarse al espejo, al tiempo que termina con los pocos huecos que quedan en las distintas administraciones. Al rellenarlos convenientemente con sus coleguillas, sin importarle para nada las diferentes leyes que puedan conculcar. Porque para eso, dispone de legiones de jueces y magistrados “bizcochables”, que imparten justicia a demanda, siempre con la genuflexa fiscalía a su servicio. Pero bien es verdad eso que dice. ¿De quién depende la fiscalía? Pues eso. Por poner un ejemplo, el mal llamado Tribunal Constitucional acaba de avalar, por unanimidad, la decisión de Meritxell Batet, tercera autoridad del todavía estado español, de retirar del diario de sesiones del Parlamento la palabra terrorista. Que la entonces portavoz del cobardón PP, puesto que justo después la defenestró de su cargo, espetó a Iglesias en un gran debate. Y yo la verdad, es que no puedo entenderlo, si no es para seguir blanqueando a aquellos que han terminado poniendo de rodillas al estado con sus famosos tiros en la nuca. No vaya a ser que los que aguantan en su puesto al famoso Dr. Fraude, se molesten. Y eso es peligroso, porque lo que no se puede decir, no existe. Pero la historia nos muestra que ese tipo de actos, no llevan, sino al enfrentamiento violento. Para comprobarlo, busquen en internet, mientras no lo censuren también, el nombre de José Calvo Sotelo, antiguo parlamentario español, al que también hicieron esa bellaquería y que terminó siendo vilmente asesinado.

Mientras, nos debemos coser la boca, por no poder pagar la bolsa de la compra para poder comer.


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