25-09-2023
Estoy ante la pantalla del ordenador, intentando dar forma escrita a la situación de vacío, podríamos tildarlo de existencial, que percibo en la calle. Y no sé exactamente si es que el experimento de ingeniería social al que estamos siendo sometidos, está obteniendo los efectos buscados. O simplemente hemos llegado a esa situación cuasi depresiva con la que Selligman intentó una explicación cognitivo-conductual para ello, y que elegantemente denominó de “indefensión aprendida”.
En la que, sin ánimo de cansarles, y reduciendo muchísimo su bella teoría al aplicarla a esta situación que nos está dando el abrazo del oso, para asfixiarnos. Que desde los puestos de poder que supuestamente prestamos a los estafadores y trileros que mal llamamos, políticos, y que no son más que una panda de vividores sin escrúpulos, nos están aplicando sin que 1º tengamos señales externas que nos ayuden a predecirlo y, lo que es peor: 2º nos deja en una situación de “congelamiento”, para intentar protegernos en lo posible, al menos de una parte, por pequeña que sea, de sus efectos nocivos.
Dicho de otra forma, más gráfica, si a una rata experimental la sometes a descargas eléctricas independientemente del tiempo y de estímulos externos, que puedan ayudarla a predecirlos y así, simplemente evitarlos cambiando de respuesta. Esto provocará en un corto periodo de tiempo, que la rata se encoja y se paralice, para no hacer nada. Con el único ánimo de que pasará pronto. Sin embargo, esta estrategia a medio y/o largo plazo, la llevará a la muerte.
Estamos entrando en una situación socioeconómica de gran caída, si no derrumbamiento de esa forma de vida que nos hemos dado. Después de muchos años de duro trabajo y sacrificio de nuestros padres y abuelos, que llevara a convertirnos en un país desarrollado y viable. Y después de varias décadas y algunos gobiernos, a cuál peor también hay que decirlo, hemos ido dejando caer de forma lenta, pero continua. Con la firme promesa del siguiente embaucador de turno, de que, con su gobierno, todo mejorará y retomaremos la senda del bienestar y el progreso. Pero que nunca deja de ser humo, que nos venden a precio de oro. Que como humo se comportará, y, por tanto, si no te mata. Se disipará al tiempo. Solo entonces, ya podremos ver la que la devastación producida y que antes no alcanzábamos a vislumbrar en el horizonte. Ahora de golpe, ya la tenemos aquí, a través del hecho consumado.
Con un gobierno, el de Pinocho Sánchez y otro en la sombra, el de Podemos. Tirando cada uno de presupuesto para “gilipolleces”, como se dice vulgarmente, y de robarnos el dinero del bolsillo a través de la inflación. Que, por otro lado, está disparada en nuestro país. Por si esto fuera poco, hay que añadirle la subida de tipos de interés de medio en medio punto, que no logra taponar la “hemorragia” sufrida por nuestra economía como país, así como la de nuestros bolsillos a través de hipotecas y préstamos cada vez más caros, que amenazan con dejarnos a oscuras este duro invierno que se nos viene encima.
Mientras nuestra tremenda capacidad para tragar y tragar ante tanta desfachatez, se está pareciendo cada vez más, a juicio de este humilde aprendiz de plumilla, a esa situación de “indefensión aprendida”, que intentaba explicar en el inicio de mi columna.
Razón por la cual, en vez de reaccionar como sociedad de forma activa, estamos cabizbajos y encogidos como un boxeador noqueado. Con lo que el K.O. está garantizado.
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