![]() |
FLORI TAPIA "Señores y señoras ultraderechistas, no sé cómo no se os cae la cara de vergüenza. Vuestra ignorancia os impide ver que el infierno del que hablan el cristianismo, el islam y el judaísmo, no es otro que el que hace de la conciencia un lugar intransitable para el propio ser humano. |
2025-08-15
Somos mejores
Quien a estas alturas de la película no reconoce el genocidio sobre el pueblo palestino, se está posicionando claramente de parte del genocida. Y si te ofende, te jodes. Es lo que hay. Y da igual si es el mismo dios o es otro distinto el que los cría, pero todos están cortados por el mismo patrón, desde Netanyahu hasta el “cuñao” de cualquier familia que se agarra a la Ley del Talión para justificar una barbarie que es injustificable ahora, antes y dentro de doscientos años, sea quien sea quien la perpetre. Muchos no son conscientes de que también se participa del genocidio desde el salón de casa, haciendo la compra en el supermercado o mirando hacia otro lado, pero es así. Puede parecer chusco y reduccionista el silogismo que da como resultado este genocidio partiendo de una postura ideológica ultraderechista apoyada en la religión, pero es que no conozco a nadie de izquierdas que en su sano juicio apoye este exterminio. Y si lo hay, merece el mismo respeto que los otros, es decir, ninguno.
¿Somos mejores quienes nos sentimos terriblemente avergonzados y preocupados por esta situación? Pues mira, sí. Pero no es mérito nuestro, sino porque la simple comparación con el cómplice del asesino, nos hace mejores.
Señores y señoras ultraderechistas, no sé cómo no se os cae la cara de vergüenza. Vuestra ignorancia os impide ver que el infierno del que hablan el cristianismo, el islam y el judaísmo, no es otro que el que hace de la conciencia un lugar intransitable para el propio ser humano. Y se ve que estáis poniendo todo vuestro empeño en demostrarlo.
Aunque en este mismo momento se detuviera el genocidio, ya habríamos perdido la dignidad que se presupone al ser humano. Somos ese pasaje de la historia que, se cuente como se cuente, hablará de la falta de humanidad, de cifras escalofriantes, de división, de rencor, de millares de muertos, niños, adultos, vidas únicas e irrepetibles.
Quizá no sea tan grande la diferencia entre la franja de Gaza y las calles de Torre-Pacheco, ambas tomadas por el odio, motivo principal de cualquier enfrentamiento belicista.
No me cansaré de decir que lo contrario al amor no es el odio, sino el miedo, porque la reacción del ser humano ante aquello que le aterra es la violencia, aunque sea el odio la herramienta que empleamos cuando no sabemos gestionar esa falta de amor que da lugar al miedo a lo desconocido.
Dedico esta columna a los que aman, a los que sufren las consecuencias de esta aniquilación, como víctimas o como espectadores de este atentado contra la libertad más primitiva: la del derecho a vivir. Decía Rufián, que le resultaba curioso que aquellos mismos que abominan contra la Ley del Aborto en defensa de la vida de un cigoto, son los que hacen mutis por el foro ante los casi treinta niños y niñas asesinados en Gaza cada día, y ya son casi 20.000. Es lamentable que también haya estadísticas para esto, pero más lamentable aún es que, con el silencio de los miserables, se haya normalizado el crimen contra Palestina.
Para dar tú opinión tienes que estar registrado.