EDITORIAL

"Cada amanecer es una cuenta regresiva en una tierra sin refugio.

 

2025-08-15

 

Gaza es el grito que no escucha el mundo

Cada amanecer es una cuenta regresiva en una tierra sin refugio.

Hay lugares donde el día amanece, pero no empieza. Donde la luz del sol no trae alivio, sino la certeza de que otra jornada de miedo y pérdida está por llegar. Gaza es uno de esos lugares.

En Gaza, el miedo no se esconde: camina por las calles vacías, se cuela por las ventanas rotas y se acuesta junto a los niños que no logran dormir. El dolor no viene solo de las heridas, sino de la certeza de que mañana puede ser peor. El sufrimiento es el pan diario, compartido entre familias que ya no saben cuántos han perdido.

La muerte en Gaza no tiene ceremonia. Llega rápido, sin permiso, y se lleva a quienes amas antes de que puedas decir adiós. La tortura no siempre es visible: a veces es el zumbido de los drones, otras, el hambre o la espera interminable de un rescate que nunca llega. La locura acecha, susurrando que quizá no haya salida.

La desesperación se sienta en cada esquina. El agotamiento es tan profundo que incluso llorar parece un lujo. Los asesinatos no son titulares: son vecinos, amigos, hijos. Cada nombre borrado deja un eco que nadie puede silenciar.

Y en medio de todo, el sionismo, visto por muchos como la raíz de esta tragedia, sigue marcando fronteras con sangre y escombros. Otros lo justifican, pero en Gaza lo único que importa es detener el dolor antes de que devore lo que queda de humanidad.

El destierro a la soledad en Gaza no es solo estar lejos: es quedarse encerrado en un rincón del mundo donde el tiempo se mide en explosiones y el silencio internacional se siente como traición. Porque cuando un pueblo grita y nadie responde, ese vacío también mata.


 

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