17-07-2022

Muchos de nosotros nunca podremos olvidar lo que estábamos haciendo hace veinticinco años. Aquel día en el que un pobre muchacho fue asesinado a sangre fría por unos cobardes malnacidos en mitad de un bosque.

Un día en el que todos fuimos testigos directos de la agonía y de la cruel cuenta atrás que despertó un sentimiento jamás antes visto. Movilizaciones masivas hicieron pensar, por un momento, que aquellos que amenazaban con apretar el gatillo fuesen apaciguados por la conciencia. Pero solo tienen conciencia aquellos que tienen corazón. Esos tiros que acabaron con la vida de Miguel Ángel Blanco nos dolieron a todos. Nos hicieron sentir que el último de los límites había sido traspasado. La repulsa era tan grande que ya no se podía esconder. Veinticinco años han pasado y muchos españoles desconocen lo que se vivió en aquel momento. Aquellos que no fueron conscientes de la tortura a la que se sometió a todo un país no pueden comprender el desprecio que muchos sentimos ante actitudes políticas para las que, ahora. se pide comprensión y perdón. La misma comprensión y perdón que se imploró a aquellos políticos que hace veinticinco años arropaban a los verdugos que asesinaron vilmente a ese pobre muchacho que nos tocó el corazón. No lo olvidemos nunca.

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