Hace tres años visité el museo de la emigración en Dublín, lo sentí como un reconocimiento al esfuerzo y valentía de todos los irlandeses que por diversas y difíciles circunstancias durante la hambruna...

2023-04-09


Hace tres años visité el museo de la emigración en Dublín, lo sentí como un reconocimiento al esfuerzo y valentía de todos los irlandeses que por diversas y difíciles circunstancias durante la hambruna que se vivió, emprendieron con esperanza la travesía de la emigración; es un museo interactivo que busca generar en el visitante empatía hacia estas historias de vida, aún y con el desconsuelo que puede sentirse despedirse de sus tierras, el resto de la experiencia en el museo muestra historias exitosas de emigrantes irlandeses orgullosos de sus raíces alrededor del mundo, compartiendo que después de todo, la emigración no era solo una crónica de sufrimiento y arrepentimiento, también era una poderosa historia de contribución y adaptación.

Siendo esto un ejemplo de que la emigración consciente no implica que tan lejos viajes, si no, cuanto te acompañes en el camino, de otra manera el riesgo de perderse en el camino puede llevar no solo a obstaculizar una fluida adaptación en el nuevo hogar, sino que tu identidad se ponga un camuflaje en lo esperado y no lo real, se viva con desconsuelo un presente que puede estar lleno de oportunidades, entre la queja y la negación se viva desde el ego y no del amor, que existan duelos en pausa dormidos en el interior, una emigración consciente implica tener espacio para cada proceso que se viva, sin callarlo, darle tiempo a la gratitud y a la apreciación del lugar que nos vio nacer y al nuevo que nos invita a desarrollarnos, implica abrazar las partes de nosotros que se han quedado en el camino y a las personas que lo han hecho también, no es correr hacia adelante, es caminar amando tus pasos, sanando lo que se queda atrás he inspirado a crear y contribuir desde lo mejor que tenemos y podemos darle al mundo.

Abrazar tu esencia, sin negar tu historia, amarte y serle fiel a lo que eres, implica ser un embajador de la humanidad, independientemente de donde vengamos o a donde vamos, ya que las virtudes humanas no tienen nacionalidad y estamos todos en la tierra para aprender del amor.


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