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“A nivel individual el desarrollo de la vida interior es una condición indispensable para alcanzar un grado de sintonía con la naturaleza que nos permita respetarla de manera habitual. |
2023-06-04
A nivel individual el desarrollo de la vida interior es una condición indispensable para alcanzar un grado de sintonía con la naturaleza que nos permita respetarla de manera habitual.
Como tantas cosas en nuestro modo de vida actual, hemos externalizado la responsabilidad y las funciones de preservar y promover el medio ambiente, haciéndolas caer de manera casi exclusiva en las administraciones, que deben desarrollar normas, vigilar y sancionar toda actuación que ponga en peligro la integridad de los espacios naturales y el entorno en que habitamos.
Sin quitar un ápice de importancia al papel que debe cumplir el conjunto de instituciones del Estado, próximos al Día Mundial del Medio Ambiente, es necesario revisar nuestro rol irrenunciable respecto de la conservación de la Naturaleza. Y para ello debemos volver la mirada hacia dentro, a nuestra naturaleza interior.
Porque sólo desde el interior podremos disminuir de manera efectiva nuestra sed de consumo, uno de los principales requisitos para rebajar nuestra insoportable presión sobre el medio ambiente. Sólo en nuestro enriquecido interior podemos tomar conciencia de las consecuencias de las decisiones cotidianas, podemos alentar la predisposición al aprendizaje y conocimiento de todo lo que debemos saber para orientar nuestro consumo.
Sólo en nuestra vida interior encontraremos los sustitutos eficaces al consumo compulsivo, como pueden ser todas aquellas acciones que se derivan de cualidades del alma: la sensibilidad ante la belleza, la imaginación creadora, la capacidad de tener cosas que contar y saber hacerlo, mantener intacta la capacidad de tejer sueños y el empeño de alcanzarlos, el estímulo al superar limitaciones, alimentarse de ideales y convicciones.
Sólo en alguna parte de nuestro interior se siente la responsabilidad de nuestras decisiones, la poderosa atracción de estar en sintonía con la Naturaleza, la plenitud que proporcionan paisajes, luces, sonidos y formas de nuestros entornos naturales que sellan un compromiso de fidelidad.
Sólo en un lugar que localizamos dentro de nuestra cabeza y de nuestro corazón, descubrimos las fuentes de la generosidad o el altruismo, pedestales desde los cuales se concibe el bien común por encima de los charcos del egoísmo.
La mejor manera de conservar la Naturaleza es vivirla en nuestro interior, atesorar las emociones y las visiones interiores que experimentamos con ella, hacer acopio del conocimiento necesario para orientar las decisiones diarias y reducir nuestra presión sobre ella porque encontremos dentro mucho de lo que buscamos fuera.
Es imprescindible exigir a las Administraciones el cumplimiento de sus responsabilidades en materia de medio ambiente, pero también lo es el asumir nuestra propia responsabilidad, para cuyo cumplimiento necesitamos una vida interior, activa y enriquecida.
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