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“Ese estado de ánimo contribuye a construir un escenario interior en el que proyectamos nuestra imaginación hacia delante, en el momento de alcanzar lo que... |
2023-06-18
Cuenta el mito que una vez liberados todos los males que aquejan a la Humanidad, en el fondo de la caja de Pandora quedó la Esperanza. El Diccionario de la Real Academia Española la define como el “estado de ánimo en el cual se nos presenta como posible aquello que deseamos”. Y efectivamente, la esperanza no es la certeza de un conocimiento, ni siquiera la probabilidad de un suceso, sino un anhelo en el que se vislumbra la consecución de un objetivo.
Ese estado de ánimo contribuye a construir un escenario interior en el que proyectamos nuestra imaginación hacia delante, en el momento de alcanzar lo que deseamos con todas sus consecuencias. La esperanza siempre es un instante futuro traído al presente, y como todo aquello que viene del futuro, está aún por hacer.
Por lo tanto, para que la esperanza sea creíble debe descansar sobre una alta probabilidad de que ocurra aquello en lo que estamos esperanzados. Y aquí empiezan a descolgarse las oportunidades del plano de lo factible, porque tendemos a hacer descansar nuestras esperanzas en agentes exteriores, a nosotros o en el mero azar.
Así, en numerosas ocasiones esperamos que la acción de otras personas, la buena suerte o simplemente el destino, sean quienes colmen nuestras aspiraciones y de esta manera la esperanza se asocia con la fortuna, con lo fortuito. De esta manera, ese ‘estado de ánimo’ deja de estar apoyado en algo factible para depender de algo fantástico, como si se hiciera una planificación económica sobre la base de que va a tocar la lotería.
Picasso afirmaba que la inspiración debía coger al artista trabajando y de esta manera sería efectiva su llegada. De igual modo, la esperanza debe sustentarse sobre la realización de todo un trabajo interior.
Si estamos hablando de un “estado de ánimo en el cual se nos presenta como posible aquello que deseamos”, la mejor manera de que se alcance aquello que anhelamos es asegurarse de que todo lo que hemos hecho, todo lo que depende de nosotros en relación a la consecución de ese objetivo.
El descubrimiento y activación de todas las virtudes y capacidades interiores que pudieran estar involucradas en esa meta esperanzada, la adecuada actitud para reconocer y aprovechar las oportunidades, la resuelta disposición para trabajar y un intenso deseo en alcanzar el objetivo, son pasos imprescindibles que sólo dependen de nosotros y que ayudan a darle fortaleza a la esperanza en cumplir con esa aspiración.
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