11-09-2022
“Cierra por completo tus sentidos a la grande y espantable herejía de la separatividad que te aparta de los demás” exhorta Helena P. Blavatsky en su libro ‘La Voz del Silencio’ inspirado en antiquísimos textos tibetanos a los que tuvo acceso. Esta expresión, la herejía de la separatividad se encuentra en más textos orientales y contrasta con el derrotero hacia el individualismo exacerbado al que ha llegado nuestro mundo occidental.
La herejía de la separatividad se basa en una idea muy extendida en las cosmovisiones del mundo antiguo: todo está unido y todo tiende a la Unidad. Por tanto, lo contrario, la consolidación de la separación era considerado una posición herética (“Error sostenido con pertinacia” según el diccionario de la Real Academia Española).
Esta idea, la búsqueda de la unidad o la conjura de la separatividad según se mire, tiene muchas connotaciones que van desde el ámbito de la espiritualidad y el misticismo, la manera de considerarnos a nosotros mismos o la forma en que se establecen los vínculos sociales.
El individualismo exagerado, pensando y obrando sin tener en cuenta a los demás, es una postura vital que refleja esa herejía de la separatividad en el ámbito moral. Sin detrimento de nuestra realidad individual, lo que nos enseña nuestro propio desarrollo evolutivo, lo que nos enseña la forma de proceder de Gaia, de la Biosfera, es que todos estamos unidos, como por finos hilos, de tal manera que el movimiento que hace cualquiera repercute en el resto, y el individualismo a ultranza prescinde de este matiz.
La herejía de la separatividad parte pues, de una visión parcial y errónea de la realidad y las decisiones que se toman bajo su inspiración conducen a callejones sin salida o fantasías aberrantes. No es posible la evolución espiritual de uno mismo sin tener en cuenta al resto, no es posible el desarrollo de las propias capacidades sin ponerlas al servicio de los demás, no se puede superar una situación difícil exigiendo las prebendas individuales sin participar de la sociedad.
A nivel espiritual algunos de los textos más sabios de la Humanidad advierten de la “grande y espantable herejía de la separatividad” desde tiempos inmemoriales. Pero a nivel de la existencia material también encontramos esta consigna en los pliegues de nuestra evolución. Numerosos indicios fósiles que hablan de historias formidables de unión, seres humanos de cientos de miles de años, impedidos para desenvolverse por sí mismos, atormentados por dolorosas enfermedades o accidentes, que siguieron adelante hasta el final gracias al grupo en un desesperado “somos uno, nadie queda atrás”.
Buscar la Unidad, primer paso para activar capacidades que ya nos sacaron de un millón de apuros.
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