Hace unas semanas, diversos medios de comunicación se hacían eco de una noticia acerca de una investigación, en la que se afirmaba que los parámetros que se utilizan para medir la inteligencia habían…

2023-05-07


Hace unas semanas, diversos medios de comunicación se hacían eco de una noticia acerca de una investigación, en la que se afirmaba que los parámetros que se utilizan para medir la inteligencia habían bajado por primera vez desde la década de los treinta del siglo pasado. Efectivamente, en la revista ‘Intelligence’ se publicó un amplio estudio elaborado sobre 400.000 estadounidenses entre 2006 y 2018 en el que se analizan pruebas de puntuación que sirven para medir el cociente intelectual y se constató que este había disminuido en tres de los cuatro escenarios en los que se analiza. Hasta ahora, desde que se estudia la composición del cociente intelectual, se había comprobado que la medida de la inteligencia había subido ininterrumpidamente, lo que se conoce como ‘efecto Flynn’ en honor del descubridor neozelandés que lo descubrió.

Sin embargo, ahora disminuye el cociente intelectual (al menos en la población estadounidense) en relación al razonamiento verbal (lógica y vocabulario), resolución de problemas visuales y analogías (razonamiento matricial) y habilidades computacionales y matemáticas (series de letras y números), tres de los cuatro puntajes que se emplean para valorar la capacidad cognitiva. El único que ha vuelto a subir es el razonamiento espacial, conocido como rotación 3D.

Los motivos de este descenso no están claros. Se habla de causas relacionadas con la calidad del entorno natural y la contaminación, con una disminución de la salud, con circunstancias relativas a la educación o con problemas relacionados con la nutrición, siendo necesario investigar más para corroborar esta tendencia y averiguar sus causas.

En cualquier caso, sea por alguna de esas cuatro causas o por una combinación de todas, estaríamos ante un escenario preocupante, porque señala que la inteligencia, uno de los rasgos más característicos de la esencia humana (aunque no es el único y posiblemente tampoco el más relevante) puede verse entorpecida por causas provocadas por nuestro modo de vida.

Si efectivamente se confirma esta tendencia, será un indicio más que nos lleve a reflexionar sobre la idoneidad de nuestro estilo de vida, basado en una visión materialista de la existencia y un comportamiento consumista compulsivo, indicio que se suma a los ya existentes en relación al cambio climático y otros macro impactos ambientales, la proliferación de enfrentamientos, el incremento de las desigualdades o la miseria extrema en que viven muchos millones de personas.

Mirando al interior podemos descubrir que la inteligencia, la capacidad que hace posible el discernimiento y que debería iluminar las decisiones de nuestro día a día, muchas veces está como ausente, sepultada bajo el peso insoportable de tantos apegos y egocentrismos. Para pensarlo con detenimiento.


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