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Aún quedan semanas para las elecciones municipales del próximo 28 de mayo, pero me van a permitir que centre algunas reflexiones en la precampaña de Jaén capital, cuya realidad me... |
2023-04-23
Aún quedan semanas para las elecciones municipales del próximo 28 de mayo, pero me van a permitir que centre algunas reflexiones en la precampaña de Jaén capital, cuya realidad me resulta más cercana y con la que estoy, por muchas razones, más relacionado.
Me gusta, y mucho, la línea de trabajo del actual alcalde. No ha cambiado de estrategia con la proximidad electoral: calle, resolución de problemas, pelear por proyectos, y pintar día a día una ciudad amable que no para de progresar. No hay desmán ni ejercicio de extralimitación en la gestión del día a día. No transmite nervios. Está en lo que está, y en lo que ha estado estos últimos cuatro años.
No puedo decir lo mismo de la dinámica de trampas y atajos que han empezado a desarrollarse desde la oposición que aspira a gobernar. He visto y oído lances preelectorales que dicen bien poco de sus protagonistas. Y muy poco del aprecio intelectual con que se mira a los y las votantes. Líderes que no se cortan en montar un mitin vendiéndolo como “debate” con el presidente de Diputación, sin que haya debate alguno cerrado; listas electorales, como alguna en la capital, que encabezan personas ajenas a la ciudad y a su pulso diario, y que no ocultan que su destino político es otro; candidatos demasiado aferrados a las trampas: a las mociones-trampa de los suyos, a la trampa de vender como propios proyectos que al día siguiente iban a ser presentados por el alcalde; a las trampas de jugar con un cargo público cuya gestión se ignora, solo para buscar la foto de turno en actos institucionales en los que pintaba ciertamente poco.
Yo les invitaría a huir en estos tiempos de las trampas y “trampillas”, de los atajos, del “todo vale”, a tratar al electorado con la dignidad que se merece, como personas libres e inteligentes. A relacionarse con colectivos y asociaciones con respeto absoluto, y no como si fueran exclusivamente una foto de fondo “que queda bien”. Y por supuesto les invito a ser responsables con lo que se dice, con lo que se hace, con lo que se promete.
Nuestra vida se desarrolla en nuestros pueblos y nuestras ciudades, junto a nuestros amigos, familia, vecinos. Figúrense lo importantes que son las elecciones municipales. Nuestro corazón palpita con hechos, emociones y sentimientos en el que nuestro barrio, nuestra calle o nuestra ciudad, son mucho más que un paisaje de fondo.
Y un alcalde, una alcaldesa, son los fundamentales capitanes del barco, a quienes queremos leales, sencillos, pero también decisorios, capaces de pelear por nosotros y por nuestras inquietudes y de abrirnos su puerta ante nuestros problemas. En este escenario no valen los tramposos, los que venden “libertad” como si la tuvieran a kilos y en exclusividad. No valen los atajos, ni las mentiras, ni la demagogia facilona. Es nuestra ciudad, es nuestra gente.
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