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No deja de sorprenderme esta derecha española. Cuando todo el país está metido en el escenario de elecciones municipales que va a dibujar el mapa político local de los próximos cuatro… |
2023-05-07
No deja de sorprenderme esta derecha española. Cuando todo el país está metido en el escenario de elecciones municipales que va a dibujar el mapa político local de los próximos cuatro años, Feijoo, según nos cuenta el diario “El País”, va bastante por delante, y se monta una cena “de camaradas” con lo que el medio denomina “fiscales conservadores”, en la que, por ejemplo, se animan a poner en marcha una “contrarreforma urgente”, para derogar cuanto antes algunas de las normas aprobadas por el gobierno de Pedro Sánchez.
Evidentemente, es difícil defender que una reunión de este tipo se queda exclusivamente en el ámbito privado. Atacar duramente al gobierno, mostrar claramente el apoyo de esos fiscales a los planteamientos del líder conservador, o asumir duras críticas políticas en un espacio compartido, entre otros, por el propio presidente del PP, por algún magistrado del Tribunal Constitucional hasta hace meses, o por fiscales de renombre, se escapa totalmente de ese espacio, y genera un “tufo” que afecta extraordinariamente a la democracia y a la confianza en la “separación de poderes”.
No, nunca se lo han puesto fácil a Pedro Sánchez. Los que antes se denominaban “poderes fácticos” se empeñan en seguir siéndolo, por muy maduro que pueda ser ya nuestro sistema político, y demuestran nulo respeto por la realidad de un hemiciclo que representa, ni más ni menos, que el voto sagrado de las españolas y los españoles; sagrado, por mucho que les desagrade a esos denominados “fiscales conservadores”, que se permiten emitir comentarios falaces y destructivos para la mayoría social de este país, como los que pudimos conocer en el precitado artículo.
La paradoja que construye esta derecha sorprendente la define fielmente. Fiscales apegados a ella que critican sin recato decisiones del legislativo y del ejecutivo, que incluso se permiten ir definiendo un futuro hipotético con un cambio de gobierno, pero que rechazan decisiones que son propias del ejecutivo, como el nombramiento del Fiscal General. La democracia al revés. El poder que llega de unas oposiciones y una carrera funcionarial, ansioso por tutelar las decisiones que provienen del voto libre de millones de ciudadanos. Les aconsejaría valorar el dejar la toga y ejercer en ese u otro partido con el que comulguen.
Qué difícil ha sido gobernar con una pandemia, una guerra, un volcán, y, en general, con las dificultades impensables de cuatro años inesperados y, a veces, terribles. No podré llegar a entender que los peores palos en las ruedas hayan venido de dentro: un poder económico ansioso por ganar aún más, una oposición recalcitrante e irresponsable, medios periodísticos echados al monte. Pero España sale con más fuerza que nunca. En una demostración de país y en una evidencia indudable de que el gobierno ha funcionado, y que su presidente, Pedro Sánchez, es el gran presidente que necesitamos.
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