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Acabamos de soportar el penúltimo ejercicio de oposición esperpéntica de una legislatura que quedará en la memoria como el mayor esfuerzo de responsabilidad, arrojo y coraje de un presidente del gobierno en España... |
2023-03-26
Acabamos de soportar el penúltimo ejercicio de oposición esperpéntica de una legislatura que quedará en la memoria como el mayor esfuerzo de responsabilidad, arrojo y coraje de un presidente del gobierno en España.
Pasará a la historia una pandemia que solo conocíamos por crónicas remotas o libros de ciencia ficción, y que encontró en este complejo gobierno de coalición la respuesta más adecuada para que nadie quedase atrás. Una frase que contrasta y mucho con la forma del PP de gestionar crisis, hachazo va, hachazo viene, contra las clases medias y trabajadoras.
Quedará la pelea de nuestro presidente por atraer recursos de Europa para abrir nuevas posibilidades a nuestra economía en los momentos más difíciles, como también quedará la vergonzosa lucha del PP para que esos recursos no llegasen. Ha sido, sin duda, el “malo” de esta dura historia, en la que tampoco ha faltado una guerra cruel y terribles consecuencias, y en la que ha sobrado, por encima de todo, la deslealtad de quienes prefirieron oponerse a todo lo bueno que salía del gobierno para asegurar el presente y el futuro de las familias.
La crueldad del juego de las tres derechas, política, mediática y económica, no puede salirles gratis. No todo vale cuando solo hay intereses de poder financiero detrás. Y desde luego, lo que menos vale es esa estrategia de generación de odio que puede terminar por hacer polvo todo lo que nos ha costado crear, asentado en la convivencia democrática y la lealtad a unos valores que la derecha no duda en repudiar.
Por eso, creo que esta oposición demencial y trastornada merecería una enorme moción de censura. Pero yo no voy a pedir que se utilicen las elecciones municipales para ello. Ya llegarán las generales a fin de año. Al contrario, yo creo que la mejor respuesta a esta derecha dañina y grotesca es precisamente tratar las elecciones municipales como lo que son, los grandes comicios en los que seguir dignificando lo más cercano; la cita en la que valorar cómo se han hecho las cosas y cómo lo hicieron otros en el mismo territorio local; en la que pensar si la ciudad o el pueblo en el que queremos ser felices, y que los nuestros también lo sean, está siendo mimado o no por quien los gobierna.
Decía un dirigente pepero jiennense que Julio Millán tiene en su equipo a Juan Espadas y Pedro Sánchez, y que los avalistas del candidato pepero a la alcaldía de Jaén son Feijóo y Moreno Bonilla. Y que —decía—, “no hay color”. Bien, pues estando de acuerdo en lo de que no hay color (menudos gestores trae el PP como avalistas frente al inmenso trabajo de Pedro Sánchez y Juan Espadas), no debe verse muy fuerte la derecha en su candidatura cuando no entiende suficiente a su candidato y tiene que acudir a tristes parámetros nacionales o autonómicos.
Y es que Julio Millán y su equipo lo han hecho muy bien. Así son unas elecciones municipales.
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