No fue un domingo fácil para el PSOE. La noche de los resultados en Jaén capital nos acercó, a un buen número de ciudadanos, a un escenario con un halo de frustración; es...

2023-06-04


No fue un domingo fácil para el PSOE. La noche de los resultados en Jaén capital nos acercó, a un buen número de ciudadanos, a un escenario con un halo de frustración; es cierto. Y a un sentimiento de injusticia, por qué no decirlo. Los cuatro años de Julio Millán le habían transformado, en palabras de algún destacado personaje de la derecha jaenita, en uno de los dos alcaldes más importantes de la democracia en la capital. Había confianza en un resultado mejor. Y la había en que la gente votase en clave de ciudad y en clave de elecciones municipales, y no en la de otros intereses o episodios que nada tienen que ver con lo que nos jugábamos este 28M.

 

Julio ganó, y el PSOE ganó. Es cierto que por unos cientos de votos de diferencia, pero ganó. Fue capaz de romper los sondeos a pie de urna, y de repetir victoria. El primer alcalde socialista que lo hizo en muchos años.

 

No tardó en salir a medios Julio, con una prudencia que no vimos esa noche en muchos líderes más. Y lo hizo para decir, con sinceridad, que esperaba un mejor resultado. A continuación, los que no ganaron, no tardaron en hacer declaraciones victoriosas, bastante irreales y lejos de lo que el panel de resultados nos había efectivamente dejado. Que si el PP se iba a encargar de buscar el consenso a pesar de no ser la lista más votada, —lo del derrotado presidente provincial, pepero, rebotado ante la victoria de Paco Reyes, fue también de traca—; que si JMM pedía actos de contrición a quien había sacado el triple de votos que ellos.

 

El resultado de las elecciones es el que es, y es mucho más que un estado de ánimo. Cierto que caben todos los posibles pactos que se pueden apreciar; cierto que los tres concejales de JMM son la llave para que el proyecto que dirija Jaén los próximos años sea, a su elección, el de Julio Millán o el del PP y VOX; pero se hubiera agradecido algo más de mesura y de respeto por quien efectivamente ha ganado las elecciones en Jaén.

 

Escribo este artículo a ratos, gracias a la comodidad de los teléfonos móviles. Precisamente en este momento lo hago en un autobús urbano, y no dejo de recordar el transporte que nos hemos “tragado” los jiennenses durante décadas, y que ya es historia gracias a la responsabilidad, al arrojo y a la valentía de un alcalde excepcional. Uno de tantos cambios que Jaén necesitaba y que ha traído un equipo que no ha parado de pelear por su ciudad. La democracia es siempre justa porque es el resultado de la suma de todas las voluntades. Pero no deja de ser cierto que, en ocasiones, la voluntad se llega a olvidar de lo que importa, o se contamina en un mundo que no para de emitir mensajes interesados; qué sé yo. Y, siendo cierto que las reglas del juego son así y deben seguir siendo así, eso no quita que uno piense que a veces no tenemos muy claro lo que de verdad importa.


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