Toca elegir. Si se desea una España en blanco y negro, una España que retroceda en derechos y libertades, y crezca en la crispación y enfrentamiento, ese modelo de las derechas resulta el más oportuno. Sí, por el contrario, se aspira a una España...”

2023-07-02


Más allá de lo irreal de las frases, reiteradas hasta la saciedad a golpe del impulso, la desvergüenza y los numerosos medios de las derechas mediática, económica y política, la cita del 23 de julio no va ni de “derogar el sanchismo”, ni de elegir entre “Sánchez o España”. Eso sí, hay que reconocer a la derecha su capacidad para poner en marcha todas sus armas en lo que no deja de ser un indecente abuso sobre lo que menos aprecia, la inteligencia y la libertad de las personas.

 

En la lucha encarnizada entre dos modelos, el de las derechas que en Jaén representan PP, VOX y Jaén Merece Más, y el progresista del PSOE o Sumar, yo puedo entender que haya un voto a la derecha desde quien tiene un importante patrimonio y su único objetivo vital es ampliarlo. Evidentemente, en el modelo de progreso les toca aportar más a quien más tiene, y eso, en ocasiones, no es plato de gusto de los más ricos.

 

Pero hasta ahí llego. Hoy las derechas no aportan nada a la mayoría social de España. Escucho a Feijoo, el de la “regla del 2”, el del 2 por 10 son 22, el de los amigables pactos con VOX, el que desconoce que si está en Badajoz no está en Andalucía, el de las abrumadoras derrotas en los debates del Senado, y no puedo por menos que recordar estos años de gobierno de Pedro Sánchez.

 

El 23 de julio acudimos a unas elecciones generales tras sufrir la legislatura más complicada de la historia. Con tres dificultades extraordinarias: una pandemia terrible, una durísima guerra aún viva, pero también, la que ha representado la oposición salvaje e indecente del Partido Popular. Porque su actitud no tiene nombre: Tres años intentando sacar tajada electoralista de estos dramas, con un comportamiento repugnante, restando en todo cuando más falta hacía sentido de Estado.

 

No hay palabras para quien aprovechó la tragedia de la pandemia para lanzarse a criticar al Gobierno, en vez de arrimar el hombro. Fueron los del “no y más no” a las prórrogas del Estado de Alarma que ayudaron a salvar millones de vidas en nuestro país, y también a buena parte de las medidas que se pusieron en marcha en estos años para ayudar a las familias, a las empresas y a los trabajadores frente a la inflación derivada de la invasión de Ucrania.

 

En resumen, tres años de indecencia plasmada, no ya sobre un gobierno, sino sobre millones y millones de españoles.

 

Toca elegir. Si se desea una España en blanco y negro, una España que retroceda en derechos y libertades, y crezca en la crispación y enfrentamiento, ese modelo de las derechas resulta el más oportuno. Si, por el contrario, se aspira a una España que mire al futuro, avanzada, plena en derechos, abierta y respetuosa, donde prime la convivencia, la pluralidad y el entendimiento, entonces merece la pena dar cuatro años más al proyecto que representa Pedro Sánchez, en el que cabemos todos y todas; el proyecto de la mayoría social de nuestro país.


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