MAMEN S. P. S. 

"Todo pasa, todo regresa, y parece que aún queda un “todo” que está por descubrir mientras haya gente en el mundo que consuma.

2024-11-03

 

Torreznos con chocolate

 

Nada como cuando llegue el frío en el cambio de estación, tener la ropa adecuada en el hogar para paliar la diferencia de temperatura. Y seguidamente, cambiar la del armario, aunque a veces un fondo de armario necesita mezcla de tipos de ropa porque las temperaturas suben y bajan, y están acompañadas de rachas de viento, de lluvias, incluso de días bochornosos. Tal cual como la vida misma.

Un día te levantas con el aire de levante, seco y áspero, y te acuestas en la noche con el lluvioso tiempo de poniente. Y te aguantas. Y aprendes a aguantarte.

Llevar a la lavandería las prendas de abrigo como “el pluma”, o el edredón nórdico de la cama, también implica una previsión, pues esperar al último momento en el que las previsiones meteorológicas te aseguren que lo vas a necesitar para usarlo al regreso de la limpieza, y no volverlo a guardar para que pierda con el tiempo el garantista olor a limpio, supone que la fecha de recogida se alargue demasiado.

Y así es el cambio del calor al frío, al frío de verdad, al frío que viene acompañado de una continua bajada de temperaturas, en que la nariz ya empieza a pedir el uso del pañuelo. Esa es otra, ¿será covid-19 o un simple resfriado? Parece que ha pasado una eternidad desde la pandemia.

Todo cambia con la entrada del otoño-invierno, incluso en los supermercados y los centros comerciales, si los habéis visitado la habréis visto, me refiero a la “Navidad”. Ya están dispuestos para el consumo de todas las clases de turrones, bombones, mantecados, calendarios de Adviento con sus chocolatinas, etcétera. Y es que la Pascua ya está a la vuelta de la esquina.

En verdad, tengo que decir que los más ricos polvorones me los he comido en pleno mes de julio, en compañía de mi tía Isabelita, que a la hora del café ofrecía acompañarlo con los dulces que no se habían consumido en las fechas típicas, pues compraba varias cajas en ayuda y colaboración de los escolares que llamaban a su puerta ofreciéndole: ¿Me compra una cajita de polvorones? Es para el viaje de fin de curso, añadían los escolares. Ahora la gama de dulces está cambiando tanto, que hay ofertas para el paladar como colores, a cuya lista se ha unido el torrezno.

Sí, el torrezno, han leído bien. Desde Burgo de Osma (Soria) han creado un nuevo producto, el torrezno bañado en chocolate, al que han bautizado “Torrezno Rocks”. Un nuevo bombón que ya se sirve en cajas de doce unidades, con cuatro variedades de torreznos dependiendo de los chocolates que cubran la mezcla de trozos de torreznos, mantequilla de Soria y galleta. Quien lo ha probado ha opinado que es muy suave y ligero. Impresionante. Mi tía Isabelita no era mucho de carne, pero compraría alguna caja para colaborar en el viaje de fin de curso de los escolares, porque tenía muy buen corazón.

Todo pasa, todo regresa, y parece que aún queda un “todo” que está por descubrir mientras haya gente en el mundo que consuma.

Por cierto, el otro día escuché en una emisora de radio que una “influencer” había hecho público en sus redes sociales por supuesto, que una conocida marca de ropa cuyo nombre comienza por Z y termina por A, y en el centro hay una A y una R, le regalaba mensualmente una tarjeta con el importe de ciento cincuenta euros para que adquiriese ropa en sus tiendas, con el compromiso de que difundiese y aconsejase en sus redes sociales la compra de los artículos de dicha marca.

Comprar, comprar, comprar, consumir, consumir, consumir.

Esto más bien parece una anomalía, más que una sana tendencia, si la vida solo gira en torno al consumo. Por ello, por el impacto de dicha revelación numerosas “influencers” comenzaron a negar que dicha tienda de ropa y accesorios les regalase dichas tarjetas cargadas de “Cash”. Ha quedado patente que las técnicas para vender son infinitas y sibilinas, está claro. Los y las comerciales están infiltrados entre quienes suben videos a las redes, ahora la sutileza está presente donde menos te lo esperas como buenos pastores con un piquito de oro nos manipulan.

Todo cambia, incluso la hora del reloj con el nuevo horario de otoño que nos trastorna durante un tiempo hasta que el cuerpo se adapta a la nueva luz. ¿Hasta cuándo el cambio de hora? Quizás un nuevo cambio está por llegar y tengamos que tragar con rocas bañadas en chocolate, nos gusten o no, en cuyo caso solo podremos elegir si el baño es de chocolate con leche, negro o blanco.

Comprar, consumir, la publicidad no solo se difunde con las dos “c” anteriores, a la suma añadiré la de cinismo y entonces sale la fórmula de la hartura:

Comprar + consumir + cinismo = hartura


 

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