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MAMEN S. P. S.
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2024-11-17
Aborto
El aborto, en el siglo que cohabitamos con otros seres, continúa siendo un tema que divide y fractura la sociedad que opina en un mayor número de países de este redondo planeta. Los dirigentes o mandatarios que están al frente de cada nación no están dispuestos a remangarse bien ni a ponerse manos a la obra, pero de verdad.
Como siempre, la pluralidad existe, y por ello hay países que abanderan políticas que benefician a las mujeres, como es el caso de Francia, de Suecia y de Países Bajos. Tres países europeos que han creado las condiciones adecuadas y necesarias para que la interrupción del embarazo sea legal y lo menos traumatológico para la mujer que elige hacerlo, aunque queda mucho trabajo por hacer, mejorando, perfilando y modelando leyes que ayuden a tener libertad como mujer, como persona.
Aquí, en España, a día de hoy, está vigente la imposición de la reflexión durante tres días por parte de la mujer que solicite abortar.
Es decir, que la mujer que decida interrumpir voluntariamente el embarazo tiene la obligación de madurar dicha intención durante setenta y dos horas antes del hecho en sí, y además dicha interrupción deberá estar autorizada por dos médicos.
Otro problema añadido es la objeción de conciencia de los médicos respecto a la instauración del derecho al aborto libre, que se entiende como la negación a cumplir una normativa por el imperativo que rige la conciencia.
Personalmente, no me he encontrado en la tesitura de tener que tomar una decisión semejante. Pero en la actualidad, solo la ley admite el aborto en tres supuestos casos, en el de haber quedado embarazada por haber sufrido una violación, porque el feto en gestación tenga malformación o el embarazo conlleve riesgo para la salud de la gestante. Nada más.
Pero como mujer, opino que tener que padecer semejante marabunta de sentimientos encontrados y señalamientos de otras terceras opiniones debe de ser un trance desgarrador e imborrable para el corazón de quien sufre semejante disyuntiva.
En esta península compartida por España y Portugal, las condiciones y leyes para que una mujer pueda abortar tras haberlo decidido son muy parecidas, por lo que, ante tanta desigualdad y semejanzas, son las mujeres portuguesas las que cruzan la frontera hasta España y viajan para abortar eligiendo entre dos clínicas, una en Badajoz (Extremadura), y otra privada en Vigo (Galicia), según un estudio que se elaboró y publicó el pasado año 2023 a cargo de la Entidad Reguladora de la Sanidad.
En España la desigualdad campa a sus anchas, por ello, a saber, aquellas mujeres españolas que decidan interrumpir su embarazo no podrán hacerlo en las provincias de Jaén, Soria, Guadalajara, Cáceres, Huesca, Cuenca, Segovia, Palencia, Zamora, Ávila y Teruel, pues supuestamente en dichos territorios no hay clínicas privadas en las que ejercer dicha elección.
En el territorio español, solo en Cataluña, en Cantabria y en Baleares pudieron abortar en la sanidad pública mujeres que solicitaron la interrupción voluntaria del embarazo, estando dentro del tiempo designado para ello, y no tuvieron que dirigirse a otras provincias.
Al parecer, las mujeres somos una gran diana en la que los dardos no dejan de ser lanzados. Y por ello pregunto: ¿por qué?
La vida de cada quien pertenece a cada cual, y ni opiniones de segundas, terceras y demás personas que intervengan en nuestro camino con más enjundia o menor levedad, deberían tener potestad en nuestras gracias y desgracias.
¿Quién sabe del dolor ajeno? Contestaré: Sólo quienes lo padecen.
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