14-08-2022

Lo más justo y lo más coherente es responder con información. Contrastar e indagar antes de generar una controversia, tratando de informar, suavizando el discurso y no atacar. El marketing ha entrado en una dinámica agresiva que destruye por doquier.

Lanzar desinformación es gratis a pesar del gran coste humano que resulta de su uso el cual obviamos día a día. Mientras que en la ciudad portuguesa de Sintra se reunieron los banqueros centrales, en Madrid se celebró la cumbre de la OTAN.

Las señales de alarma con la letra pequeña están por ver en qué se traducirán. Las estadísticas de inflación y los mensajes que no dejan de lanzar las autoridades en economía tienen un presente pesimista, por lo que el futuro próximo parece ser que nos plantea dos opciones: bien una recesión correctiva para evitar un caldeo de los precios o una recesión con inflación con lo que se pararía el crecimiento de la economía y los precios elevados seguirían tal cual, inflacionistas.

El paisaje en este horizonte es delicado. Por lo pronto nos están preparando el cuerpo poco a poco con los informativos que emiten justo a la hora en que estamos degustando algo de comida, la misma que nos ha supuesto rascarnos bien el bolsillo. Está todo carísimo. Ni con gluten, ni bio, ni de kilómetro cero, ni de oferta. En absoluto podemos estar tranquilos.

Eso sí, bien que nos han tenido al tanto de la cumbre de la OTAN, de la cual ha quedado patente y de forma fehaciente que la reina de España, doña Letizia Ortiz Rocasolano, ha sido una gran anfitriona. Con actitud sana, gestos limpios, sonrisa invitadora, choques de manos cercanos, y muy cercanos, explicaciones y cumplidos hechos con maestría y naturalidad, Letizia, ha dejado el listón tan alto que ha pasado arrasando cual coche de Fórmula 1 a los coches utilitarios a los que estábamos acostumbrados a ver. Solo era cuestión de tiempo, esta mujer era un diamante en bruto, que bien ha bruñido el tiempo y ahora brilla como un diamante perfectamente tallado con tantos destellos que maravilla su “pluscuamperfección”.

Ya quedó atrás verla comulgar con ruedas de molino, ahora Letizia es REGIA, le pese a quien le pese. Por cierto, he de decir que quizás los menús de Paco Roncero, con matices, no fueron los más acertados, pues alguna salsa con acento francés y algún plato que otro donde los ingredientes eran no españoles, en mi opinión, por supuesto, no han sido los más acertados. Pero lo imperdonable, no ha sido poner ensaladilla rusa, no, y cambiarle el nombre después, tampoco, el craso y gigantesco error ha estado en que el excelso y magno jamón ibérico ha brillado por su ausencia. ¿Cómo se pueden permitir dicha licencia los organizadores estando la cumbre en el país del jamón? Increíble. ¿Y qué más da? ¿Realmente les importa a ellos lo que cenamos o almorzamos los españoles de a pie?

La vida es difícil de vivir, ya de por sí, es una imposición a la que nos aferramos por instinto y que vamos descubriendo, tocando este o aquel botón con el resultado más o menos agradable, porque nos lanzan a la vida sin libro de instrucciones. Pero el verbo es fácil. Y si es para denostar a la persona en cuestión fluye con mayor facilidad. Dicen que todo tiene un precio, pero yo opino que no, que continuamente hay sucesos que son contundentes, ofensivos y dolosos como poco y presumen de gratuidad.  Y con todo ello, hay que asumir, digerir y convivir, y además con buen rollo, “pelillos a la mar”. Tremendo, solo nos queda elegir la música que mejor nos suena en este pedregoso camino.

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