En el día de hoy (por el domingo, 8 de enero) se ha hecho pública la noticia de que el cadáver de una mujer decapitada, sin manos, con un gran corte en el abdomen ha aparecido en una playa, aquí, en este país mediterráneo, muy español, donde decir mentiras en política es gratuito, donde la verdad está desamparada, donde la democracia y la justicia es utilizada como un harapo entre unos y otros, lanzándoselas con ultrajes que parecen no tener fin.
2023-01-15
Un año nuevo, un calendario nuevo, 365 días para vivir que se harán largos o cortos dependiendo de lo que el destino nos depare y que siempre ante el desconocimiento de un futuro genera debilidad y falta de control. A continuación de los buenos deseos de un feliz, próspero, y todas las bonanzas que contienen las frases hechas que nos enviamos unos a otros sin creérnoslas en realidad, vendrá lo de siempre, así es. Un día como cualquier otro, da igual que sea el 2022 y ahora sea el 2023, porque todo sigue igual, y si no es así que se lo pregunten a los hijos y familiares que están vivos y han perdido a sus madres, a sus hermanas, a sus hijas, a sus nietas a manos de asesinos en lo que llevamos de mes de enero.
¿Dónde está el error? ¿Qué está fallando? ¿Por qué siguen asesinando mujeres en este recién estrenado año con los buenos y estupendos deseos recién enviados?
Todo lo que ocurre, sea bueno o malo, genios o torpes, luz u oscuridad, es fruto de la sociedad en que vivimos por mucho que queramos eludir la responsabilidad de cada uno de los que la formamos. Escuchar, percibir, intuir, sospechar, es algo que casi todos hacemos pues habitamos en comunidad, y somos conscientes del ambiente que nos rodea. ¿Quién no ha escuchado “conversaciones subidas de tono”, discusiones, peleas, en el barrio o población donde tenemos el domicilio en alguna ocasión? ¿Y esa “familia” que tanto se abandera de que es fundamental en esta sociedad como pilar fundamental, por qué mira a otro lado? ¿Y esas “amistades”, como se prodigan llamarse amigos aquellos que miran a otro lado sabiendo que tras la puerta se encierra una mujer cuya vida peligra?
Mirar a otro lado, eludir la responsabilidad de salvar la vida a una persona también forma parte de esta sociedad dirigida a la rutilante exposición de los quehaceres insulsos personales que a diario se publican en las redes sociales, eso es lo que parece ser importante, las redes sociales. Pero se equivocan, porque lo verdaderamente importante no forma parte del brillo de las estrellas que se maquillan, que bailan, que viajan, que coquetean, y se jactan de lucirse de tantas y tantas banalidades, lo verdadero e importante es la vida, el tiempo de esas mujeres que han dejado de ver la luz por tantos dramas que obviamos. Lo peor es que cuando lo aprendan, ya será tarde.
Con antecedentes y sin ellos, con denuncias y sin ellas, con llamadas al 016 y sin ellas, con violencia vicaria o no, sin ningún patrón de edad, con pareja o sin pareja, con hijos o sin ellos, en periodo de gestación, o incluso a falta de una semana para dar a luz, con todos los decretos, órdenes, leyes, y proyectos habidos hasta ahora, las mujeres siguen siendo asesinadas. Esta realidad evidencia que esta sociedad ya blanquea los crímenes hace tiempo, que mira a otro lado, porque implicarse contra la violencia machista lleva a la gente a dar parte de los conocimientos que percibimos, pero que esa “metedura”, o ser “entrometidos” no nos gusta porque preferimos mirar una vez más a otro lado dedicándonos a lo que nos da “likes”.
En el día de hoy (por el domingo, 8 de enero) se ha hecho pública la noticia de que el cadáver de una mujer decapitada, sin manos, con un gran corte en el abdomen ha aparecido en una playa, aquí, en este país mediterráneo, muy español, donde decir mentiras en política es gratuito, donde la verdad está desamparada, donde la democracia y la justicia es utilizada como un harapo entre unos y otros, lanzándoselas con ultrajes que parecen no tener fin.
¿Se puede hablar de justicia en la violencia machista? Quizás para el que clava el arma blanca, o dispara, sea justo hacer semejante aberración, pero tenemos que ser conscientes que el que esas mentes conciban un asesinato es producto de esta sociedad. Todo, absolutamente todo. Quitar la vida a una persona, asesinar, parece ser que siempre es motivo de una excusa, de una provocación, de miedos, de problemas mentales, de celos, de tantas cosas que manifiestan el terrible hecho delictivo que debe ser tan grande el fallo en esta sociedad que no queremos admitirlo. Es fácil, con solo admitir que la solución a esta degradación incesante, a esta lacra, a esta perenne locura de asesinatos de mujeres a manos de hombres asesinos, está en las manos de todos y cada uno de nosotros.
Las mujeres asesinadas ya no pueden volver a la vida, los hijos de estas mujeres asesinadas ya no pueden volver a la vida, los padres, hermanos, y demás familiares de las mujeres asesinadas ya no compartirán vivencias con ellas nunca más, eso ya no tiene remedio. Matar a niños y niñas por parte de un padre o una madre, que por desgracia también se dan casos en padres divorciados, para hacer daño al otro progenitor, debe de ser algo incomprensible para quienes son víctimas de tal aberración sin poder hallar consuelo alguno el resto de los días. Esta sociedad, por desgracia, está dejando incuestionables pruebas de los muchos fallos que oscurecen el futuro, dejando en evidencia la educación. Toda persona tiene los mismos derechos, o al menos eso dicen… ¿Acaso asesinar, quitar la vida a una persona a cambio de unos pocos años de prisión es de justicia? ¿Ese “equilibrio” es el de una sociedad educada? ¿Señores y señoras qué está fallando?
Para dar tú opinión tienes que estar registrado.