9-10-2022
Los datos de la campaña aceitunera de este año 2022, están siendo comparados con la recolección del año 2012, unas previsiones ruinosas. Cierto es, que todo es cíclico en la Naturaleza, por ello ya deberíamos estar prevenidos y preparados, y hacer caso a pies juntillas de los estudios llevados a cabo para tener un resultado óptimo de las plantaciones en la conveniencia de la agricultura, pilar básico de nuestra existencia.
Hablando de historia, añadiré que en la despoblada Sierra Morena, al norte de Jaén, cuando los bandoleros campaban a sus anchas y los campesinos de poblaciones aledañas aprovechaban la madera de los encinares entre otras especies para hacer carbón, o que su ganado se nutriera de sus frutos, estas sierras se colonizaron con colonos centroeuropeos unas maravillosas Nuevas Poblaciones, donde el terreno virgen se desmontó para que sirviera de suertes de cultivo para cereales, legumbres, vides y árboles frutales, dando vida a esta tierra y a sus habitantes. Con el tiempo aprendieron que el cultivo de los cereales y demás cultivos no eran propicios por la falta de agua, por el clima y la calidad de la tierra, por lo que tuvieron que sustituirlos por los alineados olivares que son cultivo de secano.
Este monocultivo ha invadido la mayor parte de aquella tierra donde los troncos ya centenarios, de tantos y tantos verdores, comienzan a compartir “sus camadas” con otros árboles cuyo fruto conocemos: los pistacheros.
Aproximadamente, hace casi una década llegaron a mí los ecos de un nuevo cultivo que era compatible con el olivo, su tierra, su clima, las mismas que nos acogen en estas NN. PP. como son los veranos muy calurosos, los inviernos fríos, y un ambiente muy seco, por lo que propuse a mi padre plantar unos pistacheros compartiendo tierra con sus olivos en una de sus fincas, pero no le resultó coherente a pesar de que la recolección comenzaría un mes antes que la aceituna y con la misma maquinaria. Ahora, resulta que el pistacho ha sido denominado como el nuevo oro verde.
Ya por 1975, otros visionarios en una finca del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Cataluña, en Tarragona, hicieron el experimento de la plantación de pistacheros sin éxito por las condiciones climáticas, pero si generaron extensos cultivos de almendros que allí son un triunfo. Y fue en 1986, cuando el investigador, ingeniero agrónomo, José Francisco Couceiro apostó por este cultivo de origen iraní, llegando a la victoria injertando en el tronco del autóctono árbol de la cornicabra las yemas de los pistacheros. Todo un triunfo en Ciudad Real.
Este éxito ha dado lugar a que el escepticismo a este cultivo haya sucumbido a la llegada de los poderosos fondos de inversión que se están haciendo extensivos en todo el país español. Los ecos de los cuantiosos euros recibidos en la última cosecha por hectárea cultivada y tonelada recolectada han tenido como resultado el caso de quienes han arrancado vides para plantar pistacheros, siendo el caso del exfutbolista Gabi Fernández. Pero cuidado, entrar en este cultivo como un elefante en una cacharrería desdeñando los estudios, los aprendizajes y las enseñanzas de quienes nos han precedido creyéndose supernovas de la Naturaleza trayendo árboles modificados genéticamente y criados en una tierra diferente con clima desigual al español, como son los árboles UCB-1, ninguneando al sabio cornicabra adaptado por naturaleza, tendrá su coste augurado por quienes fueron innovadores e investigadores en este cultivo como el señor Couceiro.
Por supuesto que siempre hay que ir hacia adelante, pero no debemos de soltar el ancla del aprendizaje, por la locura y el ansia de llenar nuestros bolsillos de manera rápida, sin tener en cuenta que será un fracaso en una década, por invertir en una genética californiana que se alimentan de manera extra de abonos y fitosanitarios, porque estos árboles pistacheros americanos no son para esta tierra. La codicia empareja mal con cualquier viajero que quiera ir de su mano. Compartir la tierra del mar de olivos con otros cultivos en esta sierra está bien, además es necesario. Pero por favor, estará bien, si se hace bien. Al parecer seguimos sin aprender, sin observar, sin paciencia, soltando el ancla antes de tiempo.
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