"asegurado de que el elegido era varón decía: “Duos habet et bene pendentes” (tiene dos y cuelgan bien), a lo que los presentes al acto contestaban:"
2023-03-12
Las religiones, son un invento de la humanidad para no dejar piedra sobre piedra más allá de lo que no sea construir sobre sus propios mandamientos. La figura de la mujer, excluida en la religión, tuvo su historia con la papisa Juana. Esta mujer, nacida en Ingelheim am Rhein cerca de Maguncia (Alemania) en 822, era conocedora de la vida monacal por ser hija legítima de un monje llamado Gerbet, por cuya figura tuvo acceso a la erudición tan negada a las féminas a lo largo de la historia.
Juana, figura que ha dado lugar a la verdad, a la mentira, o quizás a la leyenda, de haber ostentado ser Papa durante dos años, sentándose en la silla de Pedro y siendo su sexo femenino. Conocedora de la vida monacal siguió el plan de transformarse a ojos de los demás en la figura y aspecto físico exterior de un hombre. Instruida y preparada fue elegida por el cónclave, por lo que en el año 855 fue designada papa con el nombre de Benedicto III. Pero su nombramiento supo a sacrilegio cuando la susodicha supuestamente quedó embarazada pariendo tras los meses nonos de gestación que ha determinado la naturaleza en la mujer.
Esta revelación provocó que para que el que se sentara en la silla de Pedro, negándose a admitir un nuevo error, fuese un hombre de los pies a la cabeza, por dentro y por fuera, naciera con sus motivos la figura del “palpati”.
El “palpati” tenía que ser un joven diácono, por supuesto un hombre, que debía cerciorarse palpando el escroto del que había sido recién nombrado como jefe de la iglesia cristiana. Para ello diseñaron una silla de madera, la “sedia stercoraria”, en cuyo asiento había un hueco en el cual dejaba caer el recién nombrado sus testículos, y por una abertura frontal el “palpati” introducía la mano y tentaba el escroto colgando, atestiguando la masculinidad.
Una vez asegurado de que el elegido era varón decía: “Duos habet et bene pendentes” (tiene dos y cuelgan bien), a lo que los presentes al acto contestaban: “Deo Gratias” (Gracias a Dios).
Esta figura, la del “palpati” fue suprimida cuando Adriano VI la eliminó entre 1522 y 1523, supuestamente, y digo supuestamente porque Lawrence Banka realizó unas ilustraciones en las que se plasmaba el hecho demostrativo de un “palpati” tentando al nombrado papa Inocencio X, que fue elegido en 1644. A día de hoy, desconozco si esta figura ha sido reinstaurada o no en el Vaticano. Lo que si se deja entrever es que el sexo masculino no permite que la figura de la mujer sea estante y fehaciente ocupando sillas y sillones de cargos de relevancia ostentados a lo largo de la historia sola y exclusivamente por hombres. ¿Es que la religión solo compete al sexo masculino quedando la femineidad a la figura de santas y vírgenes inertes, y feligresas vivas?
Para dar tú opinión tienes que estar registrado.