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“Todas las historias, considero humildemente que contienen valores, enseñan o aleccionan de unas experiencias de vida, además creo que, en este suceso ocurrido... |
2023-07-16
Tras una visita al Archivo-museo “Don Álvaro de Bazán”, situado en el Viso del Marqués (Ciudad Real), donde está constituido el Museo y Archivo Histórico General de la Marina, he constatado una vez más que el patrimonio de España es muy, muy rico. El edificio de este museo y archivo, ubicado en el Palacio del Viso, fue cedido por los herederos del título del marquesado de Santa Cruz de don Álvaro de Bazán, cuya entrega fue publicada en el “BOE” núm. 344 de 9 de diciembre de 1949, haciendo los mencionados herederos un contrato de arrendamiento de 90 años de duración y marcando el precio de una peseta pagadera por años vencidos.
En este palacio se hallan los fondos documentales del Archivo Central del antiguo Ministerio de Marina, de las tres Zonas Marítimas, del Estrecho, del Cantábrico y del Mediterráneo, siendo filial del Museo Naval de España, regido y administrado por igual dirección y administración.
Su belleza y simbología es magistral, estando a día de hoy, bastante bien conservados todos los frescos de temática mitológica y alusiva a la trayectoria naval del marino Álvaro de Bazán, quien encargó a los pintores italianos de la corriente manierista, los Péroli, a pesar de los envites recibidos por el terremoto de Lisboa de 1755, por la Guerra de Sucesión, la Invasión napoleónica, por la Guerra civil española y demás controversias, además de por el paso del tiempo, ya que fue construido a finales del siglo XVI.
Quizás ignoren, queridos lectores, la ubicación o existencia de este archivo-museo, si es así los animo a visitarlo, añadiendo que no solo cada una de las piedras que forman parte de su edificación rezuman historia, o sus frescos, sino que su extenso archivo contiene muchísimo valor albergando parte importante de nuestra historia.
Y digo esto en base a que quizás les sea más conocida la noticia que estuvo en todos los medios de comunicación, tan mediática que la judicatura tomó cartas en el asunto, hablo del tesoro que encontró el Odyseey.
No sé si recordarán que hace unos años una empresa dedicada a la búsqueda y caza de tesoros, los estadounidenses arqueólogos submarinos de la Odyseey Marine Exploration, localizaron un barco en las profundidades marinas, en las costas portuguesas. Era una fragata española llamada “Nuestra Señora de las Mercedes” la misma que fue hundida por un barco inglés en las costas de la vecina Portugal del Algarve, embarcación que había partido desde Montevideo en agosto de 1804 hacia España cargada de oro, plata, telas de vicuña, quina y canela.
La adjudicación de los dueños de este histórico y rico hallazgo se pudo demostrar que pertenecía al pueblo español con todos los derechos de la ley gracias a que en el Archivo-Museo “Don Álvaro de Bazán” se conservaban la mayor parte de los 130 expedientes y legajos que documentaron y rebatieron hasta el último de los detalles que el tesoro encontrado tenía dueño, y era España. Batalla legal por el patrimonio subacuático español que comenzó en 2007.
La fragata “Nuestra señora de las Mercedes” debía haber arribado en su puerto de destino si no hubiera sido por la amenaza persistente que existía en la ruta comercial marcada entre España y sus antiguos territorios de América por la guerra que mantenían Inglaterra y Francia.
Finalmente, todos los restos que contenía la fragata española han sido restituidos, supuestamente, en julio de 2013, y están situados en el Museo Arqua de Cartagena, en la Región de Murcia.
La empresa Odyseey fue condenada por el Tribunal del Distrito de Florida a pagar la mitad de las dos terceras partes del gasto que tuvo España en abogados, por “mala fe y deslealtad” en los procesos.
Todas las historias, considero humildemente que contienen valores, enseñan o aleccionan de unas experiencias de vida, además creo que, en este suceso ocurrido con el tesoro subacuático español, ha quedado manifiesto que debemos de cuidar de los archivos y mirar con detenimiento en sus legajos que son nuestros espejos, porque sus historias son la nuestra.
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