... psicólogos aseveran que la claustrofobia tiene tratamiento y podría superarse

2024-03-24

 

Claustrofobia o sedación

 

Dicen que el miedo paraliza. Dicen tantas cosas, que vete tú a saber, si te paraliza, te congela los músculos, o hasta el entendimiento. Pero cuando las personas que sufren algún tipo de fobia cuentan sus experiencias personales con la mayor proximidad a la sensación vivida es difícil ponerse en su pellejo.

De la claustrofobia dicen los científicos que quien padece este miedo se siente afectado-a en su vida cotidiana. La ansiedad, situación derivada de ese miedo, al parecer, provoca problemas traumáticos y afectivos.

Entrar en un ascensor es un hecho cotidiano casi para todo el mundo que vive en una ciudad, pues las personas que padecen claustrofobia sufren nada más en pensar que tuvieran que entrar en él. De ahí que las escaleras sean su respiro a pesar de las muchas plantas que debiera de subir. No quiero entrar en el paréntesis de una persona claustrofóbica con dependencia de movilidad, un desastre mayor.

Pues tal como entrar en un cotidiano ascensor, también supone un sufrimiento viajar en avión, estar en una habitación cerrada, viajar atravesando un túnel, o incluso hacerse una resonancia magnética, mucho peor aún. Prueba médica en la que él o la paciente está inmovilizado-a dentro de un tubo.

Hay personas que abrazan la opción de tomar medicación para dormir durante las horas de vuelo en un avión, para así no tener consciencia del pánico que les sobrepasa evitando saltar del avión en pleno vuelo para salir del susodicho espacio cerrado. Otros, al entrar en una habitación en la que van a estar encerrados, analizan las posibles salidas para fugarse si el miedo les superase. Incluso, para hacerse la prueba médica de la resonancia magnética, también hay personas que eligen la opción de sedarse, a pesar de los efectos secundarios que tiene la anestesia, para hacerse el experimento.

Algunos

psicólogos aseveran que la claustrofobia tiene tratamiento y podría superarse

siendo consciente el o la paciente que es un miedo demasiado común en la población. Al parecer aquí valdría eso que dicen de “Mal de muchos, consuelo de…”. No sé yo, la verdad.

Otros especialistas opinan que la claustrofobia es fruto de un trauma ocurrido en la infancia. Diferentes situaciones ocurridas en la niñez podrían ser la causa como la de que te hubieran encerrado en una habitación oscura y no encontrases ni la puerta, ni el interruptor de la luz, que te hubieran encerrado en un armario, que hubieras caído en una piscina cuando aún no sabías nadar, y muchas otras situaciones que generan la necesidad de escapar y no puedes hacerlo.

El arte ha plasmado la claustrofobia: el mejicano Rufino Tamayo ha dejado un lienzo titulado “Claustrophobia”; el francés Marcel Duchamp también compuso obras de arte manifestando este miedo dejándolas para la posteridad; “Clautrofobia” también es el título de una acuarela de Sandro Cocco, obra de arte que, aunque tiene mucho más color que las dos anteriores, basadas en la oscuridad y en el agobio, no deja de ser un espacio cerrado para el o la claustrofóbico-ca. Como también lo es el lienzo pintado con acrílico en el que la pintora italiana Maura Giussani ha plasmado el terror de un pez atrapado en un recipiente sumergido en el mar. A pesar del color de la obra el drama se percibe. El arte esa maravillosa forma de poder expresar los sentimientos más feroces y terroríficos que algunos humanos tienen también forma parte de la empatía que camina hacia la comprensión.


 

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