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2023-12-31
Año Viejo, año nuevo
La vida es un intervalo de tiempo muy corto en el que el cuerpo que alberga nuestra conciencia y nuestras sensaciones vividas en la piel, el corazón y el alma tiene fecha de caducidad.
El olvido de otras vidas vividas va creciendo a la par que la experiencia va destruyendo todo lo que encuentra a su paso.
Pero la ilusión es fundamental.
Lo peor es cuando nos engañamos a nosotros mismos. A lo largo de nuestros largos o cortos días acumulados en años conoceremos a diferentes personas con las que tendremos más o menos afinidad. Todo bien. Todo normal.
El descalabro viene con las relaciones afectivas. Cuando se comienzan nuevas relaciones amorosas teniendo otras relaciones sin cerrar.
Hacer daño es gratuito. Claro, siempre que no sea uno mismo quien lo sufra.
Cuanta desfachatez, y cinismo existe en nuestros adentros. El engaño. Engañar, ocultar, y mantener en el tiempo ciertas “amistades” que alimentan nuestro ego, destruye el presente.
Todo tiene su tiempo de caducidad. Absolutamente todo. Y cuando el ambiente está harto de excusas y de situaciones maquilladas, no hacen falta ni media palabra más, ni una prueba o señal que justifique algo que no cabe entre dos.
Una pareja es dos. No un trío.
Las maletas a medio cerrar son un cáncer que va carcomiendo cualquier relación de pareja.
Y el hartazgo avisa porque no es traidor.
Las fiestas navideñas delatan situaciones que se van soportando todo el año, en fechas claves que flotan en el ambiente. Pero todo tiene fecha de caducidad, aunque no nos queramos creer.
Cuidado con mantener equipajes de otros tiempos a medio abrir en el presente, porque sus bacterias flotan en el ambiente y lo vuelven enrarecido por muchas mentiras y excusas que se digan.
A todo esto, felices fiestas y próspero año 2024.
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