2022-12-18
El número 13, como todo, tiene su aquel dependiendo de la preocupación que tengamos y la facilidad por sufrir, pues como diría el señor Newt Scamander, preocuparse es sufrir dos veces.
Quizás sea usted de los que les tienen fobia a los martes y trece, si es así llevará a rajatabla no hacer nada extraordinario en la cotidianeidad de ese preciso día en el calendario. Pues sepa usted que ese número agorero de malos sucesos es compartido con el viernes, ya que el viernes y trece también tiene reservado su espacio negro; eso si estamos en España, porque si nos vamos a Italia, justo allí será el viernes 17, el número 3 se lo adjudica China junto con el número 4, además del 9 en Japón, entre otros, pues dependiendo de la casuística y el país tenemos adjudicado el miedo en este o aquel rinconcito.
A los devotos de San Antonio de Padua les da igual el número y día combinado, martes y 13, pues en honor del santo sus fieles devotos durante los conocidos “Trece martes de San Antonio” se prepararán espiritualmente en la novena hasta la celebración de su festividad que comenzó en Padua.
También se le adjudica al número 13 negatividad por ser el número de los asistentes a la última cena, reunión donde la traición era patente, y cuyo número ha sido atribuido a Judas. Además, en la Biblia aparece el Anticristo en el décimo tercer capítulo del Libro del Apocalipsis, para más inri.
Al parecer estas supersticiones manan de mitos, escritos bíblicos y consagraciones a dioses, como es el caso del dios Marte, una deidad belicosa que por llevar el nombre de ese día de la semana era aconsejable no dar comienzo a nada importante en un martes.
Diré para quienes les suene el Código de Hammurabi que se trata de la suma de 282 leyes que se inscribieron en la antigua Mesopotamia, donde el número 13 también tiene su espacio de mala suerte inscrito en piedra que a día de hoy se exhibe en el Museo del Louvre.
Pero como bien es sabido que cada quien cuenta la feria como le va, la “triscaidecafobia”, así está definido el miedo a dicho número, arroja curiosidades varias, por ejemplo, en EE. UU., es común que obvien el número trece a la hora de asignarlo a una planta de un edificio, o incluso un domicilio.
En este año 2022, ha habido dos martes y trece, y un solo viernes trece. Supongo que para los supersticiosos que los días agoreros hayan quedado atrás será un alivio saber que han quedado atrás esos actos reflejos inconscientes. He de decir que en el próximo 2023 habrá dos viernes y trece, y un martes y trece, justo el día de San Antonio de Padua, no está mal.
Pero luego quedan el resto de los días del año para cruzar los dedos, evadir a los gatos negros, no pasar por debajo de las escaleras, calzarse primero el pie derecho, evitar romper un espejo, sortear derramar sal, tocar madera, entre otras creencias hasta que llegamos a la fase de la “Luna de Miel” en que buscamos excusas para explicar de forma coherente nuestra conducta. Creer que podemos alterar nuestra mala o buena suerte dependiendo de los actos que hacemos a diario es un afán tedioso que no tiene explicación ni confirmación pero que cada cual puede elegir como método de seguridad dejando a un lado que el destino es un designio con el que nacemos y que solamente tenemos que ir descubriéndolo en cada presente. Quizás sea más ligero evitar lo de buena suerte o mala suerte, quién sabe.
Para dar tú opinión tienes que estar registrado.