11-09-2022
Hoy, 11 de septiembre vuelve a mi recuerdo aquel día que una tragedia en Estados Unidos hizo tambalearse al mundo. Aquel martes, todos los informativos centraron sus emisiones en el impacto que habían sufrido dos edificios del World Trade Center con 110 pisos cada uno. Las torres fueron embestidas por el vuelo 11 de American Airlines y el vuelo 175 de United Airlines. Además de otros dos impactos de aviones en el Pentágono y en una ciudad de Pensilvania que pudimos ver emitidos en directo desde el punto del desastre.
El terrorismo se había elevado hasta los límites insospechados de la destrucción jamás pensada Solo bastaron que transcurrieran una hora y cuarenta y dos minutos para que se colapsara el mundo entero con la caída de las dos torres. El 11-S fallecieron miles de personas quedando miles de heridos de aquel ataque. No fue un accidente, la intención fue mortífera. Los ataques fueron orquestados por defensores del Islam, los muyahidines. Éstos se sentían ofendidos por el trato recibido por Estados Unidos y por los demás pactos que habían hecho con otros países que destruían la yihad islámica. La misión era recuperar su libertad, coartando la libertad de los otros. Así es la raza humana.
Los apoyos que de forma interesada habían realizado geopolíticamente los Estados Unidos a otras naciones, atacando con ellos a los países musulmanes, con la presencia de tropas americanas en Irak, y las sanciones emitidas en contra de este mismo país, desataron la furia de Al-Qaeda. Juraron venganza en contra del pueblo americano y en contra de aquellos países que participaron en generar desprecio y dolor al pueblo musulmán. Aquel martes de septiembre se cobraron parte de esa deuda, pues a día de hoy se siguen produciendo ataques yihadistas en carne humana, por personas que estaban instruidas para revertir en su cultura los agravios recibidos.
La paranoia que se generó fue el comienzo de una era nueva en el mundo occidental, sembrando con el miedo la fragilidad de que te pudieses encontrar en cualquier sitio y por accidente pudieras sufrir las represalias de una revancha que ignorabas en su totalidad. Aquella noche del 11 de septiembre de 2001, estuvimos a punto de cancelar la cena que habíamos previsto con un grupo de personas, para dejar atrás el verano y darle la bienvenida al otoño, pues aunque se desconocía el alcance y el origen de tanta destrucción, el escabroso tema de que una superpotencia fuese atacada, tan en minuto cero con imágenes de absoluta desesperación, cuando siempre habían sido intocables, la simple visión del derrumbamiento de la “supremacía” con esos dos edificios, generaba intranquilidad y una total exposición a un miedo desconocido hasta entonces. Un terrorismo a otro nivel, muy superior al que ya conocíamos aquí en España. Después, nuestro país, sería otro blanco en la misma diana de la venganza. Tal día hizo un año…, hoy ya han transcurrido 21 años de aquel desastre que tantos misterios ha generado y tantas preguntas siguen en el aire por la marca tan profunda que ha dejado.
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