"desarrollo consciente y atención al presente desde la observación y una adecuada gestión de nuestras emociones y sentimientos, cuidándonos de no caer en vanos deseos y falsas expectativas,"
2023-02-12
Internet y las redes sociales pueden ayudarnos en nuestro desarrollo y facilitarnos la vida en muchos aspectos, en cambio, la generalización de su uso la convierten en una herramienta ideal para el control social y la formación de la opinión pública.
Las corporaciones económicas, las instituciones sociales, políticas y recientemente toda esa estirpe de personajes; humanos o cibernéticos (influentes) entre otros centros (reales o virtuales) de ideas, teorías, modas, comportamientos, productos o servicios; afanados y perpetrados ante potentísimos medios y no pocos recursos, prestos a la interacción y divulgación de mensajes dirigidos a conquistar nuestras emociones y sentimientos; no paran de promover informaciones, opiniones y creencias interesadas, al margen de nuestras inquietudes y verdadero bienestar.
Nuestra auténtica libertad para elegir y decidir pasa por desvelar esas intrincadas redes manipuladoras, constituidas por hordas de bots y trolls al servicio de espurios intereses; produciendo perfiles falsos de usuarios para aumentar el número de seguidores o para confundir a los integrantes de redes sociales con noticias falsas. La forma en que lo hacen es compartiendo una gran cantidad de mensajes de forma simultánea para impulsar determinada información interesada. Todo ello unido al trabajo de usuarios (trolls) que buscan provocar, ofender o empobrecer la conversación dentro de una comunidad on-line, como puede ser un blog, un foro o un perfil en redes sociales; recrean el escenario ideal donde promover el odio y el fanatismo.
Chomsky desmiente la idea un tanto candorosa de que cada uno de nosotros posee un poder de decisión amplio, que elegimos en cada momento lo que queremos para nuestras vidas y que vivimos en un medio de libertad sin límites, cuando quienes establecen las reglas son una minoría selecta con la capacidad de decidir qué se produce, qué se consume, qué sale del mercado y qué le conviene a la economía del mundo. Y lo peor, lo hacen con nuestra aceptación y consentimiento, al menos el de una gran mayoría que no logra salir de la cueva ni para dar un paseo.
Esta, es solo una somera síntesis del campo de batalla en el que estamos convirtiendo nuestra realidad y las relaciones con nuestros semejantes. Las claves para no cooperar en la proliferación de esta barbarie es siempre la misma; desarrollo consciente y atención al presente desde la observación y una adecuada gestión de nuestras emociones y sentimientos, cuidándonos de no caer en vanos deseos y falsas expectativas, además de promover los verdaderos hábitos de una vida saludable. Ama, camina, observa, juega…
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