03-08-2022
En el nombre del progreso el sistema vende a la población global un mundo seguro cuando constantemente el propio sistema genera un mundo inseguro. Y cual genuinos esclavos la torpeza y la desfachatez de los gobiernos de los Estados no cesa.
Inventar una guerra (Ucrania-Rusia) en el siglo XXI para beneficiar al poder económico, en la que tal vez pensaban que les saldría gratis para recoger los pingües beneficios (generados con la destrucción y el dolor, el sufrimiento y la muerte de las personas de los pueblos en conflicto) o, por qué no, con total seguridad ya asumían tan perverso coste a pagar. Coste a pie de guerra, así como el de los ‘daños colaterales’ de cuantos aliados y detractores hay; que viene a ser la desestabilización mundial que está generando el poder económico, con la complicidad de los gobiernos, en esta maldita guerra inventada, en donde todo ciudadano hará su sacrificio por la causa: el progresar del progreso.
Visto lo visto: El progreso es la mayor de las paridas de la Historia de la Humanidad que sirve para justificar todo aquello que es injustificable ante el derecho natural.
Y siendo desde aquí (el progresar del progreso en un mundo seguro) que el ahorro energético, en medidas como el apagado del alumbrado de edificios públicos y monumentos, así como el de escaparates y luminosos de los establecimientos comerciales, entre otros, hará las ciudades más inseguras en este país de las Españas.
Y quienes siguen la trayectoria de mis columnas, sobradamente saben que este artículo no viene a colación como reforzamiento de la teoría de ‘la Ayuso’, ya que el negro sobre blanco de la hemeroteca se pone de manifiesto cuanto en el pasado (antes de la relevancia política de ‘la Ayuso’) dije sobre el pequeño comercio.
Si se mira desde la retrospectiva hacia el sector de la distribución comercial, en la memoria colectiva, se observará cómo y quiénes llegaron hablando de ‘progreso’ y sacaron los establecimientos comerciales a las periferias de las ciudades, quitando las puertas principales de acceso para clientes a dichos establecimientos y sus filiales en los cascos urbanos. Escrito está.
El ‘progreso’ siempre obvió el papel social que cumple el pequeño comercio tradicional en la configuración de las ciudades y sus propios barrios. Siempre se atrevió a hacer prevalecer los intereses bastardos del sistema por encima de todo, incluso enterrándole una buena parte de la estabilidad del sosiego a los ciudadanos que moran dichas ciudades. Pero al final, la verdad siempre prevalece y pone en evidencia las negaciones que el ‘progreso’ divulga a través de sus mentiras que hace como sus suyas ‘verdades’ en favor del poder económico y su macroeconomía. No cabe duda de que aspectos como la seguridad y la eficiencia energética siempre han sido aliados naturales del pequeño comercio tradicional. Es por lo que en cuestiones de indemnidad para los ciudadanos que moran o pululan cualquier ciudad; las calles de las ciudades dotadas con copiosos establecimientos comerciales siempre aportaron seguridad a los viandantes, desde su simple apertura hasta la luz de sus escaparates o luminosos que identifican dichos establecimientos. (Piense por un momento -el lector- en sus propias vivencias de ciudadano cuando transita una calle comercial de su ciudad en horario de apertura, ¿cuáles son sus sensaciones de afianzamiento de su indemnidad?, o por el contrario en esas horas en las que todos los comercios están cerrados ¿sus emociones denotan advertencia de inseguridad o miedo?). Cada propia respuesta constatará la inclinación de la balanza hacia la veracidad o no veracidad del título de este artículo. Como también será a partir del próximo mes de septiembre cuando se sabrá si los índices delictivos se van a disparar en las ciudades españolas con el alumbrado apagado en los comercios y los edificios públicos. "Hay un juez llamado tiempo que pone a todos en su lugar".
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