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J M HERMOSO
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2024-09-08
De mala educación
La telefonía fue en su día un avance en la comunicación social.
Lejos de aquellos primeros tiempos —de fijo a fijo—, hoy te suena el teléfono —y en el 99 % de los casos— sabes quién llama. Queda claro, pues, que la nueva telefonía del siglo XXI ha superado con creces a aquel primer teléfono del siglo XIX.
Hoy, cualquier persona puede disponer de un terminal móvil para hacer o recibir llamadas telefónicas, sin necesidad de que intervengan en la realización de dichas llamadas, más personas que no sean el transmisor y el receptor. Esto supone una ventaja de inmediatez. Pero también, en muchos casos, destapa la variable de ciertos comportamientos individuales, como el de mala educación, cuando en la identificación de un número de llamada entrante —que este está agendado en la agenda del teléfono del receptor— no es atendida, ni posteriormente se devuelve al transmisor esa llamada no atendida.
La pregunta es:
¿Para qué sirve la telefonía, como avance de comunicación social, ante el gran número existente de negacionistas de dicha comunicación?
Ante este tipo de situaciones. La única respuesta ocurrente es que nos encontramos ante personas de mala educación. Pues, categóricamente, el motivo de la llamada nunca es: “Mr. Wason, venga aquí, quiero verle”. Ya que no estamos entre el 7 y el 10 de marzo de 1876.
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