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Me indigna ver cómo, una vez más, algunos se empecinan en que no haya acuerdo. Me indigna, una vez más, ver que son los mismos que siempre no han querido acuerdo. Me preocupa, aún... |
2023-04-23
Me indigna ver cómo, una vez más, algunos se empecinan en que no haya acuerdo. Me indigna, una vez más, ver que son los mismos que siempre no han querido acuerdo. Me preocupa, aún más, percibir que siguen mirándose a su ombligo sin percatarse de la nada.
La mayoría desconocerán, y es lógico, a algunas personas que se “autoabanderan” como líderes supremos de movimientos sociales y de corrientes de opinión. Personas que se caracterizan por ser como el caballo de Atila: “Por dónde pasan, no crece la hierba”. Personas que han pisado, creado, destruido, pisado, creado, destruido, … y así de manera cíclica… todos los partidos donde se les ha dado cabida.
Curiosamente, si se les escucha, solo saben expresar términos como unidad, colectivo, común, unitario, de todos y de todas, la mayoría, … pero luego actúan como “yo, mí, me, conmigo”.
Es una pena, una vez más, que el interés individual de creerse el niño en el bautizo, la niña en la comunión, la novia en la boda y el muerto en el entierro, les lleve a no percatarse de que la unidad no se impone ni se obliga, sino que se motiva, se crea y se construye. Lo que no vale es hacer llamamientos de unidad y luego llegar a una reunión para que te digan que esta es mi unidad, y solo esta.
Y leo con lástima y con indignación, como manifiestan los mismos que destruyeron hace 20 años a una organización política (económica, estructural y organizativamente) que no se ha podido llegar a un acuerdo por diferencias bla, bla, bla, bla, … Para los que no se pongan a leer entre líneas se lo voy a traducir: “como queremos ser los que hablen y se vean en los medios, los que se queden con la subvención económica del ayuntamiento, los que tengan la potestad de firmar, aprobar o acordar todo, los que para algunas cosas iremos como la marca común y para lo que queramos iremos con nuestra marca (casi todo o todo), como ya tenemos nuestro programa ¿para qué hacer otro con más gente?, como nos creemos más guapos no queremos influencia de nadie porque nos gusta vivir en nuestra isla particular que no tiene contacto con el mundo exterior, … pero la campaña electoral, que la paguen otros, que la labor organizativa y la mano de obra, que la pongan otros, que los medios, recursos, infraestructuras la pongan otros y que los que necesitamos para que nos aplaudan en los actos sean otros.
Pero también entre líneas, y líneas muy anchas, se puede entrever que lo que marca la nula agenda de unidad ha sido el interés por asegurar el dinero que permitirá mantener una marca más allá de las elecciones municipales. Es decir, si aseguro que la mayoría de los recursos económicos (un porcentaje insultante para el resto) son para nuestra marca y que los representantes salientes de los comicios pertenecen a su organización, podrían asegurar mantener una mínima estructura organizativa (liberaciones, recursos, publicidad…) y así para las siguientes elecciones municipales podrían seguir subsistiendo.
¿Cómo se come que hablen de solidaridad, de comunidad, de la mayoría… y luego no quieren saber nada, absolutamente nada, de lo que afecta al resto del territorio provincial? Yo, mí, me, conmigo. Y si fueran nuevos en el escenario político, podría entender que las diferencias fueran por otras cuestiones, pero no es así. Siempre ha sido un hedonismo exacerbado en el que pierde la clase trabajadora o las clases populares (como queráis denominarlo).
Y antes de finalizar este artículo, si quisiera indicar que todo lo que he escrito resulta de un análisis personal de un simple militante sin presencia y sin cargos de responsabilidad internas ni provinciales ni andaluzas ni federales, que solo están intentando codificar las noticias que se publican respecto a una unidad fallida … pero estaba viciada desde el principio y de muchísimo antes.
La pena es no entender que para lograr simpatías y ganar confianza, hay que bajarse del caballo blanco de las tripas y caminar junto a los anhelos de esperanza, de futuro, de cambio y de transformación de la clase trabajadora.
Ya manifesté en un artículo anterior que la unidad no se impone, sino que se crea sumando, aunando sensibilidades, colectivos, simpatías, activistas, movimientos… y que, organizativamente, para mantener la salud de cualquier movimiento unitario hay que respetar y trabajar entendiendo la presencia de cada uno de los miembros y de los que representa, en base a su arraigo territorial, a su nivel de participación y de compromiso con lo común.
Y, aun así, intentad arreglar esta situación y pensad en el presente y futuro de nuestro territorio y acordad; sentaros a hablar sin imposiciones; unid líneas estratégicas (sea de máximos o de mínimos) y salid de la mano para darle esperanza a la clase trabajadora. Claro que se puede.
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