Gustave Le Bon manifestaba en sus teorías sociales las circunstancias especiales que supeditaba el alma de las muchedumbres en contraposición al alma de cada uno de los integrantes de…

2023-05-21


Gustave Le Bon manifestaba en sus teorías sociales las circunstancias especiales que supeditaba el alma de las muchedumbres en contraposición al alma de cada uno de los integrantes de dicha masa de manera individual.

Desarrolló con acierto, o así lo considero, las dificultades existentes al intentar entender o controlar a una muchedumbre de hombres y mujeres en cualquier situación en la que surjan. De hecho, partimos de las diferencias individuales existentes entre los integrantes de la muchedumbre si los pudiésemos analizar de manera individual.

Podríamos encontrar diferencias sustanciales entre hombres y mujeres por su cultura, por su edad, por su nivel económico, por sus orígenes, por sus intereses personales, por sus realidades sociales e individuales… pero comparten, según Le Bon, un rasgo hereditario de nuestra especia humana que de manera inconsciente les hará sumarse a un gran grupo de individuos por pasiones, instintos o sentimientos idénticos en un momento determinado.

Ese momento determinado, generalmente es corto y es fruto del instinto humano, y en el que se produce una especie de contagio mental donde comienzan a sumarse individuos de manera personal por la seguridad que les ofrece una multitud de más gente. En esa gran multitud nos encontraríamos seguros y libres, aunque ese concepto de libertad sea éticamente contrario a las normas de convivencia asumidas en la comunidad.

El individuo de manera individual en una muchedumbre cede a sus instintos y puede liberar, como solemos decir de manera popular, los instintos más bajos. La muchedumbre le ofrece un sentimiento de invencibilidad y de potencia al verse integrado en una colectividad frente a la realidad que les rodea.

Le Bon establece que las acciones de los integrantes de la muchedumbre se escapan a la lógica y la racionalidad por el contagio mental que se produce entre ellos en la multitud creada, y que produce, en muchas ocasiones, una liberación de los instintos propios de la especie humana que surge cuando se unen en una muchedumbre.

De hecho, en dichas multitudes suelen surgir “extraños líderes” que consiguen generar acciones violentas y dañinas, que luego si se analizan de manera individual podrían ser considerados como personas integradas con normalidad en la comunidad donde viven. Pero qué fruto de dicho contagio mental debido a las pasiones exacerbadas liberan los instintos más negativos de la especie humana.

La inconsciencia no puede entenderse de manera infantil y que pudiese ser utilizada como argumento justificativo de las acciones llevadas a cabo durante la muchedumbre creada. Una persona que se une a una manifestación que surja y que actúe contra el mobiliario urbano no puede ser justificado por la propia inercia de la multitud, sino que debe ser denunciada y enjuiciada por sus acciones propias, ya que la deriva exultante que le aporta la muchedumbre, durante el periodo que dure, no puede nunca justificar las acciones de los integrantes de manera individual.

Estas teorías de Le Bon son muy evidentes en situaciones tensas en las que la gente comienza a sumarse y crear, fruto de alguna pasión descontrolada (la ira, el odio, la envidia, el ansia o el miedo), que generalmente conduce a un estado de dolor, en una gran multitud que se descontrola e inician graves altercados, vandalismo, daños o ataques personales.

También se explica cómo existen algunos individuos que aprovechan las multitudes para sumarse y liberar, e intentar liderar, a la muchedumbre con el fin de realizar actividades delictivas o aprovechar para llevar a cabo acciones contra la comunidad o contra otras personas. Son personas que no actúan bajo la inconsciencia, sino que conscientes del surgimiento de la multitud, se unen no por la pasión que provocó el origen de la multitud, sino para liberar sus deseos personales (robos, daños a la comunidad, atacar a la autoridad, ataques personales, …).

Según Le Bon, puedo entender a la multitud que ha surgido en Torredonjimeno por el dramático suceso de la muerte de un vecino tras un intento de robo por un ciudadano extranjero. Según Le Bon, puedo comprender las pasiones surgidas y las movilizaciones que se celebraron. Incluso, según Le Bon, puedo llegar a compartir incluso algunos cánticos surgidos de las tripas de los allí presentes.

Pero derivar hacia una manifestación racista y que, algunos delincuentes, aprovechen para dar una paliza, rodear la casa, amenazar o increpar a otras personas por solo ser de origen extranjero, jamás lo comprenderé ni compartiré.

Solo hay un medicamento para evitar estas muchedumbres surgidas de las pasiones, y es la educación. Una educación que desde pequeños nos sitúe en la convivencia más allá de pasiones y de instintos, que nos ayude a controlarlas y a no salir de la racionalidad ni de la consciencia social cuando surjan estas situaciones. Como se suele decir… no perder el norte en nuestras acciones.


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