... Es curiosa la rapidez con la que olvidan por lo que están allí

2024-02-25

 

 Elegidos para su gloria

 

Resulta que cuando un diputado o diputada sale electo y toma posesión de su escaño en el congreso, sufre un extraño caso de amnesia temporal (sobre unos 4 años) sobre su origen y referencia territorial a la que se deben y por la que ocupan esa alta responsabilidad.

Es curiosa la rapidez con la que olvidan por lo que están allí

y se introducen de lleno en la “movida madrileña”. Y no me refiero al movimiento musical de los años 80 en la capital que permitió conocer a tan buenos grupos y otros tantos que mejor hubiera sido no haberlos escuchado. Si no, que me refiero a las rutinas de los y las congresistas que se acuestan y se levantan con una agenda marcada por los medios.

El congresista medio se levanta cada día mirando las noticias del día, las redes sociales y las directrices de sus partidos para saber de lo que hablar, si le ponen algún micrófono delante o sobre lo que deben escribir en las redes sociales. La agenda de su trabajo se la marcan desde fuera los poderes mediáticos y los “hashtags”, para así cumplir con las tensiones propias de cada día que los medios quieren potenciar y así generar noticias de hasta si un diputado se confunde de cuarto de baño en el Congreso de los Diputados.

Con esta situación tan marcada y difícil se convierte la vida del pobre diputado, ya que debe también cubrir el resto de la jornada (si le da por hincarla) con reuniones con “lobbys”, ruedas de prensa, desayunos, leer periódicos, ofrecer entrevistas a medios, acudir a debates de TV o radio, …

Y ya no solo es el marcaje de la agenda diaria por los medios, sino que si dentro de un mes hubiera otra votación sobre la amnistía, tendrán que adaptarse a la vorágine madrileña de mantener viva la tensión mediática sobre el tema y así cumplir con su liturgia diaria de declaraciones que les ocupe un mes entero hablando de lo mismo. Imagínese que un fontanero se mete un mes poniendo un wc porque le hayan informado de que tiene un mes para montar el baño completo. No creo que le llamasen mucho para trabajar.

El Parlamentarismo Representativo consiste, como ya comenté en otros artículos, en la elección de representantes de una provincia en el Congreso, que deben trasladar y trabajar por los intereses de la provincia por la que fueron elegidos.

Al salir elegido por una provincia, se supone que los habitantes de dicha provincia han confiado en el partido por el que formas parte de la candidatura para trasladar los problemas de ese territorio y defender los intereses de los ciudadanos y ciudadanas de dicha provincia a través de propuestas, reuniones, preguntas, enmiendas, iniciativas, …

No obvio la participación activa en temas que afecten a todos los españoles y españolas, ni tampoco obvio la necesaria implicación en los debates amplios que precisan de decisiones importantes, pero si todo se convierte en una agenda única en el que lo único importante es ser trending-topic o tener 10 segundos en la TV, se reduce la actividad parlamentaria a un gallinero donde lo importante no es el qué, sino quién cacaraquea más fuerte.

Si a esto le unimos las invitaciones a charlas, presentaciones, debates, comisiones, comidas, … la rutina del diputado o diputada se convierte en unas vacaciones pagadas muy largas donde lo importante serán las fotos que guarde de recuerdo y los recortes que acumule de ese fantástico periodo.

Podríamos afirmar que si los diputados ven más importante reunirse con un comisario de la UE, que lleve la política común sobre el sexo de los faisanes que deben acompañar las comidas de los restaurantes de las capitales de Europa, que reunirse con representantes de colectivos sociales que precisan de leyes y medidas legislativas que palíen su situación, se convierten en los apátridas de la propia motivación por la que están allí.

No soy conocedor de la agenda de los diputados y diputadas del Congreso, así como de los partidos a los que pertenecen, pero es totalmente una vergüenza y una grandísima falta de respeto a los colectivos sociales que acuden al Congreso a ser escuchados para intentar cambiar distintas situaciones, y que no acudan a recibirles.

Pierden el norte cuando valoran más estar en cuestiones extraparlamentarias o en sitios donde les den más cobertura mediática, que escuchando los problemas reales de la gente y las demandas de los ciudadanos/as.

Desconozco si había algún representante de mi fuerza política, por lo que en este caso sin conocer los asistentes puedo cometer perfectamente un error, pero

es inadmisible lo sucedido en las reuniones programadas en el Congreso de los Diputados con representantes de asociaciones de familiares y enfermos de ELA.

No soy de morderme la lengua y es una vergüenza tener estos representantes públicos que no escuchan ni atienden al pueblo.

Hombres y mujeres que demandan mejorar sus condiciones de vida para ellos y sus familiares, garantizando la asistencia y calidad de vida, no se merecen que de 350 diputados solo les escuchen 5. No se merecen que esos que han sido elegidos por el pueblo ya no se preocupen de las necesidades reales del pueblo. Y este suceso seguro que no es merecedor de debates parlamentarios, pero sí es un motivo más para analizar la penosa clase política de este país que se mantiene como élite y no diría casta, sino como caspa de un pueblo que quiere ser escuchado y que trabaje para ellos y no que ensucie y les genere picor de cabeza continuado.

No atienden a su provincia, no escuchan a la gente, no miran nuestras calles ni a nuestros ojos, solo se preocupan de la noticia y de generar tensión y ocupar espacio mediático. A este ritmo les faltará poco para hacerse “influencers” y retransmitir sus opiniones y votaciones como diputado desde Andorra.


 

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