No, no es la persecución lo que va a acabar con el periodismo serio y fiable en la sociedad occidental. Y no me refiero a las empresas mediáticas, porque mientras sigan siendo costeadas por entramados financieros y por el dinero público, no desaparecerán.

2023-01-29


La mentira se ha apoderado de la información y la farsa se ha convertido en una realidad. Ya no es pereza lo que da el hecho de querer informarme, ya sea en medios convencionales (radio, TV o periódicos) o a través de los diarios digitales. No, no es pereza, se ha convertido en una indignación constante a observar cómo manipulan y nos mienten en la cara.

Ya no me refiero solo a medios regionalistas sufragados por todos/as a través de dinero público y que dependiendo del que gobierne atiza más a un bando o a otro, pero siempre tendiendo el brazo largo para cobrar de la Junta o Diputación o de aquellos alcaldes o alcaldesas a través de campañas de promoción y eventos de consumo propio para enaltecimiento de ellos mismos. Ya no entro en sí algún o alguna periodista cuestiona, analiza o lee completamente y compara con datos fehacientes las notas de prensa que le envían todos los días la Junta de Andalucía, Diputación o el alcalde o alcaldesa que paga religiosamente, o simplemente se dedican a cortar y copiar y listo.

Tampoco entro en el hecho de explicar en sus noticias que una cosa es lo que dicen las Administraciones y otra la realidad. Si solo repiten lo que le mandan: ¿para qué sirve un periodista? ¿Cuestionan en las ruedas de prensa las contradicciones de los gobernantes o políticos de turno? ¿Evidencian la mentira o el intento de manipulación cuando son conscientes de que lo que dicen es falso?

Imaginaros: está lloviendo a cantaros en la calle. Un determinado partido político convoca una rueda de prensa. Asisten los periodistas y algún vividor de dinero público manifiesta que no está lloviendo, que son inventos de Pedro Sánchez para manipular a la sociedad o que eso lo llaman reflejos húmedos de las nubes. Absurdo, ¿no? Pero los periodistas lo graban, fotografían y elaboran la noticia: Fulanito de tal ha manifestado que no ha llovido. Los que se llaman periodistas entienden que deben publicar la noticia y que solo se remiten a transmitir lo que dicen de manera democrática. E incluso sacarán de argumento que es por interés general o porque “es que es noticia”.

¿Y quién decide qué es noticia y que no? Si un mismo día se convocan tres ruedas de prensa de tres partidos políticos distintos en la misma ciudad y un medio de comunicación envía los medios solo a una de los tres, sin saber lo que van a decir o informar en las otras dos… ¿qué publicará? O mejor aún, ¿cómo elige a dónde ir? Os lo voy a aclarar: a dónde le pagan. No hay que morder la mano de quién te da de comer.

Y si lo trasladamos a los medios nacionales ya se convierte en una jauría de periodistas pagados por cadenas que a su vez están pagadas y financiadas por multinacionales y fondos de inversión que a su vez condicionan la información en base a sus cercanías, compromisos e intereses económicos y políticos.

Hemos aprendido que, según la cadena de TV, radio, periódico o diario digital, contarán los hechos según les interese y que, según las posiciones políticas de cada ciudadano, tendrán preferencia por ver, leer o escuchar las cadenas que más le complazcan y alimente su ideario.

Pero lo que sucede en los últimos años es que las mentiras y manipulaciones no se castigan, sino que se premian con presencia mediática. Da igual si es mentira, sino que por un más que cuestionable “interés general” dan cabida durante horas y páginas a falaces que se autodenominan periodistas para que expliquen y se explayen en un mentidero público al que reciben con alfombra roja. Y se agrava cuando los bulos o mentiras o manipulaciones odiosas vienen perpetradas por determinados partidos políticos que intentan todos los días tener algo de lo que hablar.

Pero tampoco se cuestionan lo que intentan ocultar mediante datos ficticios o manipulados. Solo retransmiten lo que dicen sin analizar la certeza o no de dicha información, trasladando a la sociedad mensajes adulterados e interesados.

No, no es la persecución lo que va a acabar con el periodismo serio y fiable en la sociedad occidental. Y no me refiero a las empresas mediáticas, porque mientras sigan siendo costeadas por entramados financieros y por el dinero público, no desaparecerán. Pero el riesgo no es que desaparezcan las empresas de comunicación, sino que la sociedad asimile y se acostumbre a no confiar en los informadores y desconfiar de todo, creyendo lo único que le interese (no lo que sea verdad sino lo que sea más de su agrado) y creando grupos burbujas aislados y enfrentados con el resto de la sociedad. Y por desgracia, eso ya ha ocurrido en la historia de la humanidad y todos sabemos cómo acabó.


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