11-09-2022

Café natural, molido a mano y extraído por medio de una cafetera francesa. Música de John Williams, escogida al azar por el reproductor de entre sus cientos de bandas sonoras.

El café negro, por cierto. Lo prefiero así, para poder disfrutar del sabor amargo entre otros matices. Aunque no lo creas, se puede disfrutar del sabor amargo, así como un blues se regodea en la pena negra, como el café. Solo es cuestión de empezar e ir entrando poco a poco en esa tónica.

Ese es el mismo principio con el que trabaja la economía, “no te va a gustar lo que viene, pero te irás adaptando”. Así las crisis se generan periódicamente dando un respiro cada cierto tiempo y apretando la soga cuando conviene, que no pare el carro.

Tirando del mismo todos somos animales. Todos bestias fundamentales, pero totalmente sustituibles. Básicos, de base.

Aprendimos mucho aquellos días de encierro. Todo lo prescindible lo es. Afortunadamente nos quedamos con la copla. Desde entonces prescindimos de esto, de lo otro, y de todo aquello que ahora está por las nubes, nos dimos cuenta de que no lo necesitábamos, tampoco era tan placentero, al final.

Pero así la rueda no gira. Los que estamos a pie de suelo, los que vamos rodando y rodando lo hacemos actualmente para sobrevivir, que no para vivir. Vivir es lo que nos gustaría, pero para ello haría falta otro planteamiento, un planteamiento que no dibujara el esquema de base como un triángulo.  Pero ahí estamos, en la base del triángulo ancestral que nos gobierna desde los tiempos de Moisés, o tal vez desde antes.

Seguiremos tirando del carro, porque es vital para cada uno de nosotros, pero hay otros carros de los que nos iremos soltando, guardaremos como hormigas, viviremos como hormigas, pero no pidáis entonces que gastemos, que movamos el dinero. No, el dinero lo tendréis que mover otros, que para eso lo tenéis. ¿No queréis moverlo? ¿Por qué? ¿Qué os pasa? ¿Tenéis miedo?

No temáis, ¿acaso no véis a los pájaros?, ¿temen ellos por su futuro? Movedlo pues en sentido descendente, dejad que fluya como el agua cristalina del arroyo que más tarde será un río para ir a parar al mar. El ciclo del agua dice que siempre es la misma, el de la energía también, ¿por qué el ciclo económico no va a seguir este principio universal?

El café se acaba, los últimos tragos siempre son los más amargos. El poso ha permanecido más tiempo en el líquido caliente y cada vez más escaso, la infusión se concentra, se amarga.  Nunca pensé que “amargo” entraría entre los sabores placenteros de mi lista, pero ahí está, entre los primeros. Supongo que, como dije al principio, nos vamos haciendo a él, supongo que poco a poco nos vamos acostumbrando, supongo que en definitiva es que me estoy haciendo viejo.

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