22-05-2022
En el siglo XVll vivió en la isla de Sicilia la noble Giulia Tofana, al quedar viuda se ganaba la vida vendiendo y produciendo cosméticos hechos a mano junto con su hija. Creo un polvo personalizado y lo vendía como un polvo facial. Cambio la fórmula y lo convirtió en un ungüento milagroso y lo llamó "Acqua Tofana". Este producto lo utilizaban las mujeres que tenían un problema más serio que las imperfecciones de su belleza. Mujeres que habían sido obligadas a casarse con la persona que no amaban, las maltratadas... y querían deshacerse de sus maridos. El ungüento milagroso era un veneno ideal para llevar a cabo crímenes perfectos. La receta estaba compuesta de arsénico, plomo y belladona. Pasaba desapercibido para las víctimas porque era insípido, inodoro y
trasparente. Se vendía en un frasco pequeño de cristal enmascarado con el nombre e imagen de " Manà de San Nicolás de Bari". Lo publicitaba como un aceite curativo que milagrosamente goteaba de los huesos del santo. Giulia Tofana les aconsejaba a sus clientas que lo vertiera en el té, vino, sopa, de sus maridos. Sus efectos podían ser regulados y permitía calcular el día de la muerte y a sus futuras viudas les daba la oportunidad de que confesaran sus pecados antes de morir y lo más importante que modificarán su testamento a favor de ellas. El primer día se sentían débiles, el segundo tenía fiebre, el tercero sin poder moverse de la cama y el cuarto morían sin dejar rastro alguno en el cuerpo de la víctima. Una vez viudas les decía que exigieran al médico que practican la autopsia, ya que no iban a encontrar ningún resto. Giulia fue descubierta por una clienta que se arrepintió cuando su marido iba a tomar la sopa envenenada y la delató, fue ejecutada con su hija. Cuenta la leyenda que envenenó a 600 personas.
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