Ser presidente legal de los empresarios adscritos a la CEOE en España debe de ser un puesto muy jugoso porque la lucha por ostentar ese título provoca el olvido de que sus errores se van acumulando y la sociedad ya está muy harta de tantos “no sé”.
2023-02-26
Un fraile dominico llamado Martin de Porres que era natural de Lima (Perú) nació en el año 1579. Su padre fue un burgalés que viajó ultramar con la intención de hacer fortuna en el Nuevo Mundo como tantos españoles visionarios en un nuevo continente. De este fraile decían que era humilde hasta el infinito, y generoso hasta convertir en bondad todo lo que le rodeaba. Tal era su devoción en hacer el bien que el color de su piel rebasó todas las líneas rojas, por lo que fue el primer mestizo en ser canonizado por que el Papa era sabedor de la fidelidad exhaustiva y devoción vital que este hombre profesaba a Dios en su modo de vida.
Según dicen los escritos, San Martin de Porres abanderaba un mantra “Yo te curo, Dios te sana”. Curar y sanar, dos acepciones muy similares que no son iguales, porque curar acapara la erradicación de la enfermedad, la firme desaparición de los síntomas de cualquier afección; y sanar abarca la profundidad del espíritu, la sanación de las turbulentas emociones que nos atormentan y que también son causantes de enfermedades.
Pues bien, Fray Escoba, dedicaba su tiempo, su vida, al cuidado de los demás, en la limpieza terrenal y espiritual de los enfermos, de sus habitáculos, donando caridad, además de a los animales a quienes adoraba. Este fraile había alcanzado un nivel de sabiduría tan elevado que para él todo era servicio y entrega. Esa era su misión. Este humano habitaba en pleno equilibrio. Al parecer los sesenta años que vivió fueron suficientes para dejar huella, pues los hechos que se le imputan son peculiares y desde el primer tercio del siglo XVII en que falleció este santo no ha sido olvidado.
Quizás la razón de su reconocimiento es que antes se hacían más milagros, o quizás eran tiempos milagrosos, lo desconozco, o también pudiera ser que se diese más repercusión a los bondadosos hechos que se catalogaban como milagros, porque aún sigue existiendo gente misericordiosa en este siglo XXI cuyos actos son velados con las injusticias de quienes están al servicio del pueblo; pero lo que si ha quedado meridianamente claro es que en estos tiempos los milagros son obrados solamente por personas de a pie que no necesitan etiquetas ni reconocimientos aportando curación y sanación en la medida de sus bolsillos, en sus barrios donde habitan, cuando en los sillones de poder la oscuridad se afana en apagar el pabilo de la luz.
El bienestar de una familia, corriente y moliente, en estos tiempos tan aciagos está supeditada a los decretos, leyes, controversias, disputas, políticas infames, a la utilización de sus derechos, a la vulneración de sus retribuciones entre otras manipulaciones que los empresarios ejercen en los asalariados que con sus exiguos sueldos practican la trigonometría más casera para vislumbrar cual es el mejor de los ángulos para fenecer el sueldo quedándose finiquitado a mitad de mes.
No dejo de escuchar en el mercado de abastos donde compro, ¿cómo puede ser que el señor Antonio Garamendi, el presidente de la CEOE, haya tenido la osadía de subirse el sueldo (tanto por ciento que varía según el medio informativo que lo divulga, que va entre el 3, el 4, o el 8,5%)? Incremento que le va a “provocar” a este “señor” el cobro de la friolera cantidad de 400.000 euros al año, y tener la desfachatez de ser el detractor número uno en la subida del salario mínimo interprofesional.
Ser presidente legal de los empresarios adscritos a la CEOE en España debe de ser un puesto muy jugoso porque la lucha por ostentar ese título provoca el olvido de que sus errores se van acumulando y la sociedad ya está muy harta de tantos “no sé”. Estos hechos que hasta ahora llamaban “imposibles” que no nos dejan vivir con dignidad y que no cesan, hacen que se nos vaya quitando el miedo, por lo que me avocan a repetir: “Más Frailes Escoba y menos Garamendi,s”. Séneca le dijo a Nerón: Tu poder radica en mi miedo; ya no tengo miedo, tú ya no tienes poder.
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